La Prensa Hacemos periodismo desde 1888

En los próximos días será extraditado a Bolivia el uruguayo Juan José Sant’Anna, ex sacerdote católico denunciado en 2007 por cometer abusos sexuales contra decenas de niños y adolescentes en un internado de Tapacarí, una pequeña y aislada provincia del departamento de Cochabamba. Durante 17 años logró mantenerse prófugo, hasta que finalmente fue localizado y detenido en la ciudad de Salto.

La detención en Salto

La captura tuvo lugar en la mañana del viernes 26 de septiembre, en inmediaciones de la sede del Club Palomar. En el operativo participaron efectivos policiales que llegaron desde la capital y trabajaron junto a autoridades locales. Sant’Anna fue reducido en su propia vivienda y trasladado a dependencias policiales, donde quedó a disposición de la justicia. Ahora se aguarda el cumplimiento de los trámites correspondientes para su extradición a Bolivia.

Abusos en el internado

Las denuncias que pesan sobre él refieren a que, aprovechando su condición de sacerdote a cargo de un internado rural, convocaba a niños y adolescentes de entre seis y 18 años bajo distintos pretextos y, una vez dentro de su cuarto, los sometía a abusos sexuales reiterados. Los testimonios de las víctimas describen prácticas que van desde tocamientos hasta violaciones, generando un profundo impacto en la comunidad educativa de la zona.

Decisión del Vaticano

El escándalo provocó también consecuencias dentro de la Iglesia. Años después de conocerse los hechos, el Vaticano resolvió su dimisión del estado clerical, medida que fue comunicada oficialmente por la diócesis de Salto. De esta forma, Sant’Anna quedó desligado de sus funciones religiosas y apartado de toda actividad pastoral.

Un refugio en Salto

Tras abandonar Bolivia, el ex cura regresó a la casa paterna en Salto, donde permaneció hasta la detención de este viernes. Durante dos décadas llevó una vida discreta, aunque siempre bajo la sombra de las acusaciones que lo vinculaban con los abusos en Tapacarí. Vecinos del barrio reconocían su presencia, pero el proceso judicial en su contra parecía lejano e inalcanzable.

Reclamos sociales y periodísticos

La permanencia de Sant’Anna en Salto no pasó desapercibida. Colectivos sociales denunciaron reiteradamente la situación, reclamando que no quedara en la impunidad. También hubo investigaciones periodísticas que identificaron su residencia y dieron voz a los reclamos de justicia.

Comentarios potenciados por CComment

Ranking
Recibirás en tu correo electrónico las noticias más destacadas de cada día.

Podría Interesarte