Una fecha que nos lleva a valorizar la vigente democracia
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Por José Pedro Cardozo
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El golpe de Estado del 27 de junio de 1973 fue el resultado de un largo proceso de deterioro político, social y económico del país. Los últimos años de la década de 1960 y los primeros de la de 1970 estuvieron marcados por la violencia del accionar del MLN-Tupamaros y otras organizaciones radicales que tomaron el errado camino de la violencia y las armas. Lo que genero, la consiguiente represión de las Fuerzas Armadas, en medio de una grave crisis que llevó a medidas extremas como la congelación de precios y salarios. La situación se precipitó a partir de la muerte del presidente Oscar Gestido, el 7 de diciembre de 1967, y la asunción de su vice Jorge Pacheco Areco.
Los tupamaros desarrollaron desde ese triste acontecimiento, sus acciones más duras a partir de entonces. Por ejemplo el primer secuestro del presidente de UTE de aquel entonces, el Dr. Ulysses Pereira Reverbel (7 de agosto de 1968); “copamiento” de Pando (8 de octubre de 1969); secuestro del ex ministro de Ganadería Carlos Frick Davies (14 de mayo de 1970); secuestros del agente del FBI Dan Mitrione y del cónsul brasileño Aloysio Días Gomides (31 de julio); asesinato de Mitrione (10 de agosto); secuestro del embajador británico Geoffrey Jackson (8 de enero de 1971); segundo secuestro de Pereira Reverbel (30 de marzo); fuga de 38 tupamaras de la cárcel de Cabildo (31 de julio); fuga de 106 tupamaros y cinco presos comunes de Punta Carretas (6 de septiembre); el asesinato, entre otros, del subsecretario de Educación Armando Acosta y Lara (14 de abril de 1972); asesinato de cuatro soldados que vigilaban la casa del comandante en jefe el Ejército (18 de mayo). Además de varios asaltos (Casino Carrasco, Casino San Rafael) y atentados con bombas (planta de Sudamtex, Bowling de Carrasco, Club de Golf).
En este alterado contexto se realizaron las elecciones de noviembre de 1971. Donde por un lado, Pacheco Areco apostó a su reelección y por muy poco no lo consiguió. Elecciones que más allá de algunos reclamos de parte de Wilson Ferreira Aldunate, por escasos 13 mil votos ganó el candidato que apoyaba Pacheco Areco. Pocas semanas después, el 21 de diciembre, el Uruguay entero se conmovía por la ejecución del peón rural Pascasio Baéz. Todo por haber descubierto por casualidad una “tatucera” en una estancia “Spartaco” que manejaba un miembro de por aquellos tiempos denominada como “la orga”. En medio de la sangrienta jornada del 14 de abril de 1972, Bordaberry solicitó al Parlamento la declaración de estado de guerra interno, y en julio promulga la ley de seguridad del Estado, que le daba más poder a las Fuerzas Armadas para reprimir a la guerrilla. A partir de agosto las acciones del MLN-Tupamaros se hacen escasas, ya que sus principales líderes habían caído presos. Los militares, victoriosos con los guerrilleros presos, embriagados por el poder, comenzaron a avanzar sobre el sistema político. Así se llegó al 8 y 9 de febrero de 1973, donde muchos creemos que se registró el real golpe de estado. Porque el golpe, fue de hecho, al declararse en rebeldía tanto el Ejército como la Fuerza Aérea al no aceptar la designación del general Antonio Francese como ministro de Defensa. Solo la Armada, en apoyo a las instituciones, se atrincheró en la Ciudad Vieja. El Ejército saca sus tanques a la calle y con la Fuerza Aérea emite en los días siguientes los comunicados 4 y 7 que tanto entusiasmaron a sectores de izquierda como el Partido Comunista que creyeron en los planes “progresistas” de los militares.
Bordaberry termina cediendo a los militares y el 12 de febrero, en en la base aérea Boizo Lanza firmó un pacto con las Fuerzas Armadas. La puerta para un gobierno de fuerza, se abrió. Desde ese momento, los militares comienzan a participar en el gobierno a través del Consejo de Seguridad Nacional (Cosena). Solo faltaba el último paso para oficializar el golpe. Lo que ocurrió cuando se solicitó el desafuero del senador Enrique Erro que todo indicaba era cercano al MLN-T y a acciones de conspiración. El Senado se negó y se realizaron intensas negociaciones con el gobierno, los militares y legisladores, pero ya estaba decidido disolver las cámaras y con ello, la instalación de la dictadura cívico militar. Luego vinieron doce años tristes para el país, con persecuciones, destituciones, detenciones, clausuras de medios, entre ellos este diario salteño que fue sancionado por 90 días por publicación en suplemento político de un verso irónico y un dibujo cuestionando acciones y decisiones del gobierno de facto, hasta que el 1º de marzo de 1985 asumió un gobierno electo por el pueblo y se reinstauraron las instituciones y felizmente volvimos a vivir en una democracia plena que a todos nos satisface mas allá de los avatares que normalmente enfrenta el país. Y eso, es lo que debemos cuidar y celebrar todos los días.
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