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Se estima que hay alrededor de 6,000 votos en juego que son adquiridos a cambio de favores, dinero o bienes en Salto. Pero, ¿por qué se llega a este punto? La respuesta es compleja y está profundamente arraigada en las desigualdades de oportunidades  que enfrentan muchos ciudadanos. La realidad es que muchos votantes provienen de sectores vulnerables que no han tenido las mismas oportunidades que otros.

La falta de acceso a una educación de calidad, empleo digno y servicios básicos crea un panorama donde la supervivencia diaria se convierte en la prioridad. Para estas personas, el estado ha sido una fuente de apoyo, pero a menudo este apoyo genera dependencia en lugar de soluciones sostenibles. La asistencia social, aunque necesaria, no aborda las causas profundas de la pobreza y la exclusión.

En estos días , será común ver cómo fluyen grandes sumas de dinero hacia los barrios más necesitados. Las promesas de canastas, asados , relleno, chapas  y reuniones se convierten en herramientas para asegurar votos. Este fenómeno no es nuevo; todos lo saben y lo aceptan como parte del juego político.

Votantes  en su mayoría pobres se convierten en un recurso valioso para aquellos que buscan el poder. Sin embargo, no todos los votantes son iguales en las periferias de Salto. Existen también "héroes anónimos", como los decía  "Capincho" Rodríguez, quienes salen todos los días a buscar la changa para salir adelante. Estas personas , como un padre que se levanta temprano para trabajar en la chacra y una madre que administra con astucia un presupuesto limitado, representan una mirada distinta .

Con un ingreso mensual de aproximadamente 25,000 pesos, esta madre logra proporcionar cuatro comidas diarias a sus hijos y asegurarse de que asistan a la escuela limpios y bien alimentados. Ella es una verdadera ministra de economía en su hogar, administrando recursos escasos con dedicación y sacrificio. Esta población tiene el potencial de decidir el rumbo del departamento porque su visión está basada en la realidad cotidiana y no en promesas vacías.

Es por eso, que se necesita que el mensaje político llegue a estos sectores críticos cargado de esperanza con propuestas de  soluciones reales. Las frases grandilocuentes han fracasado; lo que necesitamos son acciones concretas que aborden las necesidades urgentes de nuestro departamento. Es evidente que estamos ante un momento decisivo . Una década sin avances significativos ha dejado a muchos ciudadanos desilusionados. Hemos visto mucha militancia sin gestión efectiva, y aunque algunos intenten pintar otra realidad, la verdad es innegable: estamos ante un departamento que ha caído en la inercia.

El reciente lema "Un Nuevo Comienzo" parece reconocer implícitamente el agotamiento de un modelo que ya no funciona. La deuda acumulada es histórica y refleja no solo una falta de ideas y planificación, sino también un abuso sistemático del clientelismo político. Las expectativas creadas por promesas nunca cumplidas han generado frustración en quienes más necesitan cambios reales. Hoy tiene más vigencia que nunca  la frase futbolera "DT que no sirve, se cambia". 

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