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“A mí me causa más nostalgia la Semana Santa, que cuando en agosto llega la Noche de la Nostalgia”, comentaba ayer una persona en un comercio. Y la verdad, es que no son pocos los que esta semana recuerdan turismos de años anteriores. Este hombre que ayer comentaba lo de la nostalgia, recordaba sobre todo festivales criollos (y de otro tipo también) que solía haber en Salto por estas fechas. Entre lo último, decía acordarse de la llegada de Soledad Pastorutti, la Sole con su pocho revoleado al viento, que estuvo en el escenario del Parque Harriague en una semana de turismo de la década de los 90.

Hay otros que se acuerdan muy especialmente de la llegada de la Vuelta Ciclista. Antes de las famosas “lomas”, entraba a la ciudad por la propia calle Uruguay; después fue por calle Artigas y terminaba frente a la Jefatura de Policía; otros recuerdan que las últimas llegaban por la avenida Harriague. Lo cierto, es que era un verdadero acontecimiento. Las personas andaban con la radio pegada al oído, controlando dónde venían los ciclistas, eso era lo que se preguntaba constantemente al que anduviera con radio: ¿dónde vienen…dónde vienen? ¿ya pasaron el Daymán? ¿no llegaron a las Cuatro Bocas todavía? Y una pregunta era fundamental: ¿Cómo viene Federico? De hecho, alguien nos decía ayer: “para mí, con el retiro de Federico se terminó el atractivo de la Vuelta llegando a Salto”.

Pero algo notable de ver era la cantidad de niños en la Plaza Treinta y Tres, que esperaban recibir a sus ídolos, y de paso pedirles una calcomanía del club, o la caramañola…¡Y había que ver cómo esa noche siguiente trabajaban los hoteles de Salto!, sobre todo los del centro, alguno incluso que ya no existe, como el Hotel Biassetti, en Brasil y Zorrilla.

Otra cosa que era habitual otros años por esta fecha, y hasta se convertía muchas veces en un juego, era descubrir “chapas de otros lados”. O sea, patentes de autos de otros departamentos o incluso de otros países. Había muchas realmente. Y además, como no se hablaba de gps, ni google map, ni nada por el estilo, era muy común que estos vehículos se acercaran al cordón de la vereda donde alguien iba caminando, bajaran el vidrio y preguntaran cómo llegar a tal o cual lugar. Dicen que mucha gente esperaba ansiosa a que le preguntaran algo, de servicial nomás que era.

Puede ser que antes viniera más gente, aunque reconozcamos también que no se puede juzgar por la cantidad de patentes que no sean de Salto; eso ha cambiado también y hay de todo un poco en todos lados.

En fin…cuestiones de Semana Santa, de Turismo, Criolla o de la Vuelta, y de la nostalgia parece que también.

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