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En la mañana de hoy tuvimos oportunidad de conversar con una persona que reside en el complejo habitacional de Ramón Vinci (ex Apolón) al 500. Nos decía que durante mucho tiempo (¿sería por la novelería de estar en un complejo nuevo?) la gente cumplía al pie de la letra con todas las normas de convivencia. Pero poco a poco esas buenas costumbres se fueron perdiendo, sobre todo en aspectos como la basura, “sacan las bolsas de residuos a cualquier día y a cualquier hora, sin importar si los contenedores están desbordados”, nos decía esta persona.

Pero la cosa no termina ahí. Hubo algo peor y es que después, parece que algunos malentretenidos que nunca faltan, agarraron de moda incendiar los contenedores. Ya pasó ahí al menos dos veces en los últimos cuatro o cinco meses. Lamentable.

Aprovechemos a decir que, aunque muchos no lo recuerdan, ese complejo de viviendas se denomina Julio Suárez Sedraschi, en homenaje al gran Peloduro, notable humorista salteño. Y ya que estamos hablando de nombres de lugares de Salto, es tremenda la confusión que sigue existiendo en Salto respecto a los nombres de las calles.

Sea sincero: si a usted le dicen que vaya rápidamente a calle Tomás Green, calle Salto, Alfredo Garrasino, Alfredo Bacci, Carlo Marzaroli, Walter Planke, Milans Martínez, etc., etc, ¿sabe usted dirigirse con rapidez? Alguien nos decía hace poco, que el problema de las calles en Salto tiene al menos tres agravantes: que muchas cambian de nombre (en algunos casos hasta tres veces) a lo largo de su trayecto; que hubo un aluvión demasiado abrupto en los cambios de nombres en los últimos años; y que los propios entes públicos (en los recibos) así como los partes policiales manejan con frecuencia nombres viejos.

Tenemos que seguir diciendo calle “Ing. Napoleón Pereira Machado” o ya definitivamente decir calle “Cuareim”; debemos decir “Modesto Llantada” o “Valentín”; “Yacuy” o “Provincia de Entre Ríos”? Calles como “Gral. Juan Villar” y “Dra. Matilde Albisu”, ¿siguen llamándose así?

Más de una persona nos dice que “falta coherencia”. Un periodista de La Prensa, el año pasado mantuvo una discusión con ediles (integrantes nada menos que de la Comisión de Nomenclátor de la Junta Departamental) y el desconocimiento de los curules respecto al tema, resultó alarmante (hay intercambios epistolares, mensajes escritos y audios grabados que así lo demuestran). Las contradicciones que existen cuando, por ejemplo, para algunas cosas se basan en tal decreto y para otras lo subestiman o ignoran al mismo decreto, es terrible. En fin, deberá llegar un día en que se empiece a aclarar el panorama de una vez por todas, y por el bien de todos. Sin dudas, eso hablarían bien de nuestro Salto.

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