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Alguna vez, las rejas en casas de familia, comercios e instituciones de todo tipo, eran una cuestión puramente ornamental, que podía estar o no. Con el paso de los años, se convirtieron en una necesidad. Fueron convirtiéndose en un elemento casi imprescindible para luchar contra la delincuencias. Antes, los artesanos del hierro se preocupaban más por la estética, luego importó más la resistencia. Pero la clave está, desde hace tiempo, en saber combinar estética con seguridad. Pasa que hay edificios que debieron resignar su estética en función de la protección contra los ladrones.

De esto hablaba hace unos días un reconocido arquitecto de nuestro medio. También docente universitario, el profesional ejemplificaba a sus alumnos sobre el tema, refiriéndose a las casas que hay sobre la Avenida Batlle y Ordóñez, en toda su extensión prácticamente, desde el Salto Shopping hasta el Obelisco. “Hay que observar, y resulta bien interesante, que la mayoría tiene hermosos frentes y porches, pensados y construidos para estar descubiertos, pero ahora están como adentro de una jaula”. En fin, es parte del progreso y sus consecuencias a las que hay que acostumbrarse.

Y ya que estamos hablando de rejas y se aproxima el Día Mundial de la Poesía, ¿conoce, o se acuerda, de estos versos de Quique Cesio?: “Lentamente del amor al odio/ han ido mis sentimientos/ por las rejas. Amaba a los buenos artesanos/ herederos de siglos europeos…Los que hicieron los balcones llenos de figuras y de flores/ redondeles, cuadrados, laberintos, triángulos y barrotes, cabezas de conquistadores…Mas de pronto dejaron de hacerse/ aquellas rejas y balcones y fueron suplantadas: se acabó el arte y se inició/ el tiempo del miedo, del robo, del encierro y la clausura…”.

Claro, también sobre este tema podríamos hablar de situaciones que hasta podrían calificarse como tragicómicas. Nos referimos a que hay lugares donde no solo entró gente a robar en lugares donde había rejas, sino que de paso se robaron también las rejas.

En definitiva, los diferentes métodos para combatir la delincuencia han tenido y siguen teniendo un gran avance. La venta de sistemas de alarmas por ejemplo ha crecido considerablemente. Y no solo para edificios sino también para vehículos. También sobre este punto han ocurrido situaciones casi insólitas. Por ejemplo, el mes pasado no dejaba de sonar una alarma en una casa cerca del puerto. Sucede que los dueños estaban vacacionando fuera de Salto; los vecinos dicen que pasaron 48 horas con el sonido de la alarma “taladrando” sus oídos. Durante esos dos días intentaban comunicarse con los dueños, con cuanta empresa de alarmas encontraban, hasta con la policía, y no había de nada…Como todo, depende cómo se lo use; como en todo, a las cosas hay que saber usarlas.

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