La Prensa Hacemos periodismo desde 1888

Días atrás un lector de LA PRENSA aportaba una carta con fotos que publicamos, en donde ponía de manifiesto una práctica que se viene llevando adelante en el parque que comienza en el cartel de Arenitas Blancas y continúa hasta la ruinosa edificación que una vez fue el “Casino de Oficiales”. Las fotos son elocuentes, y muestran como una práctica absurda termina con la vida , de a esta altura, de decenas de arboles que están en la rivera del Río Uruguay.

El parque de Arenitas Blancas es un pulmón verde que cientos de salteños disfrutan, sobre todo en épocas de extremo calor como las que estamos viviendo. Allí los vecinos llevan sus sillas plegables y se ubican debajo de las generosas sombras de los árboles obteniendo frescura y el disfrute de la tranquilidad del lugar. Es inexplicable como a alguien se le ocurre que para hacer un asado, se utilice un árbol como pared para dar estructura al fuego. Esa práctica repetida muchas veces tiene como consecuencia la terminación de la vida de este árbol, producto de que se le va quemando el tronco principal progresivamente, hasta que este se quiebra.

Por supuesto que esa persona no se pone a pensar en que está haciendo el asado más caro de su vida. ¿Cuanto vale un árbol en dinero? Pensemos que los árboles desempeñan un papel crucial en la preservación del aire limpio y saludable. A través del proceso de fotosíntesis, absorben dióxido de carbono y liberan oxígeno, esencial para la vida. Además, actúan como filtros naturales, atrapando partículas contaminantes y gases nocivos como el dióxido de azufre y el amoníaco, mejorando así la calidad del aire. Proteger y plantar más árboles ayuda a mitigar el cambio climático, regula la temperatura y proporciona hábitats para la biodiversidad.

Y lo que es aún mas importante en este caso particular, que por estar junto al rio, son la primer línea de defensa ante los efectos de la erosión de un Río Uruguay que sube y baja constantemente. Entonces, me pregunto, ¿Justifica un asado la vida de un árbol?.

Falta educación, sin dudas. La educación es todo, nos brinda las normas de comportamiento que deben regir en una sociedad civilizada. En los tiempos que hoy vivimos, la educación debería ocuparse fuertemente en la preservación del medio ambiente, en el cuidado de lo que nos regala la naturaleza, y hacerlo con cariño.

La educación ambiental es crucial para fomentar una conciencia ecológica y promover prácticas sostenibles. Una de las prácticas fundamentales es la integración de la educación ambiental en el currículo escolar desde las primeras etapas. Esto incluye la enseñanza sobre la importancia de la biodiversidad, los ecosistemas y el impacto de las acciones humanas en el planeta. Realizar proyectos de reciclaje, huertas escolares y salidas de campo, permiten a los estudiantes experimentar de primera mano la naturaleza y su fragilidad. No digo que no se esté haciendo algo de esto, digo que se debe hacer mas, mucho mas.

Fomentar el pensamiento crítico y reflexivo en los estudiantes les permitirá analizar y comprender los desafíos ambientales globales y locales. Al empoderarlos con conocimientos y herramientas, se les capacita para convertirse en agentes de cambio en un futuro más amigo del ecosistema.

Educar lleva tiempo, por lo tanto no vamos a cambiar la cabeza de los inadaptados en el corto plazo, pero si se puede tomar medidas efectivas, poniendo simplemente parrilleros de hormigón, como la intendencia a puesto en tantos barrios. Por una cuestión de practicidad, imagino que quien hacer un fuego preferirá hacerlo en el fogón. 

Falta educación, y faltan ideas o dedicación a los problemas. Regenerar los arboles perdidos llevará años.

Comentarios potenciados por CComment

Ranking
Recibirás en tu correo electrónico las noticias más destacadas de cada día.

Podría Interesarte