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Hay una lógica perversa que impulsó el ex intendente Andrés Lima que parece que fuera hecha por un enemigo y que él siguió al pie de la letra. Alguien lo convenció que en la política se gana con punteros políticos y no con gestión, y ya vemos, estirado el aparato municipal como un chicle, llevado a límites que mejor ni pensar, igual perdió y por paliza, aún con monotributos y otras farsas que nunca acepté.

Pero vayamos a elecciones que hacen ruido, por lo menos.

Cuando hace diez años ganamos la elección a un fortalecido Germán Coutinho, que a su vez sumó en mayo tres cuartos de los votos blancos de octubre de 2014, haciendo una especie de ballotage por encima de los lemas, me puse a analizar muchas cosas. Entre otras los votos del Frente Amplio y vi que en Belén y Constitución se habían sacado votos clave, aparte de ganarse los municipios. Allí descubrí la fuerza de Sergio García Da Rosa, alcalde de la Villa en tiempos de Germán y luego, ya con nosotros, director de Descentralización. Sergio es un hombre de afuera, de izquierda, recto y firme, que así como dialoga con el presidente de Antel para lograr terrenos para viviendas como lo hizo y lo logró, entiende la lógica de los zafreros de todo Salto. Incluso muchas veces yo iba con él al interior y veía el manejo conceptual de cada zona, de la gente, de estancieros y capataces, Sergio es en sí una enciclopedia de campaña. Ambos teníamos por ejemplo muy buen diálogo con el alcalde de San Antonio de ese momento, Martín Barla, que todos sabemos no es un hombre fácil.

Yo había detectado la importancia de tener gente como Sergio en la administración, firmes, capaces, sin título universitario es cierto, pero de respeto en todos lados. Sin embargo Lima le dio un portazo y no le renovó el crédito para la segunda administración, seguramente cegado por las luces del centro, creyéndose omnipotente o rodeado por una barrita lamentable. Me dejó de lado y muchos dirán que fue mejor, y se puede aceptar, es política, pero dejarlo a Sergio no se entiende mucho. Pero profundicemos en esto, sumó a sus huestes a Alberto De Mora, hombre identificado con el Partido Colorado y Germán Coutinho. De Mora es un viejo zorro de la política y se vende como un puntero lleno de votos y capaz de grandes cosas y seguramente debe ser así. Este análisis no profundiza en la persona, que la sé de bien y no tengo nada para decir, vale aclarar.

Pero vayamos al análisis frío. En las elecciones de 2015 De Mora apoyó a Coutinho y perdió. Con toda la intendencia a su favor y su famoso olfato y ajetreo político.

En las elecciones de 2020 De Mora apoyó de nuevo a Coutinho con su famoso olfato político y conocimiento de todo, y perdió.

En las elecciones de 2025 De Mora apoyó a Lima con su famoso olfato político y su conocimiento del campo y la ciudad y la intendencia a su favor, y perdió.

Algunos como en mi caso tenemos votos uno, y otro tienen votos humo.

Parece que el agudo intelecto de Lima no le dio para darse cuenta de que perder a gente como Sergio es grave, saquemos a mi persona, y que hay gente que se vende como que juega al fútbol como Messi y la realidad dice otra cosa.

Perlitas que se puede analizar de la elección que le dio por lógica la victoria al doctor Carlos Albisu pero que un cúmulo de errores llevaron a que la maquinaria municipal se estrellara como debía, y más también, y que ahora desnuda una forma de hacer política que nunca acepté y por eso hace cinco años que no formo parte.

 

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