El entorno en el que crecen los niños es fundamental para su desarrollo. La primera infancia, en particular el período de 0 a 3 años, es crucial. En los primeros años de vida se plantan "las semillas" de la vida futura.

Los estímulos y las conexiones que el ser humano recibe le permiten desarrollar las habilidades necesarias para relacionarse con su entorno y son la base de todo su desarrollo futuro.

Según la Convención sobre los derechos del niño, así como en el Código de la Niñez y la adolescencia, la familia tiene el deber de proteger y brindarles el cuidado necesario para su desarrollo integral. El Estado debe garantizar el papel de la familia en la protección de los niños, y deben existir políticas públicas apropiadas para respetar la orientación adecuada de los padres hacia sus hijos.

Es de conocimiento que el maltrato infantil o trato inadecuado (Vargas, 1999) es totalmente nocivo para el niño o niña, aún más en edades tempranas. Algunas de las consecuencias más notorias que el individuo afectado puede desarrollar son; depresión, baja autoestima, bajo rendimiento académico, trastornos de apego y confianza con el otro; tanto con cuidadores y/o adultos referentes como con sus pares, problemas de agresividad, ya que tienden a repetir patrones de conducta interiorizan prácticas nocivas a las que han estado expuestos durante mucho tiempo.

El maltrato también puede afectar al cerebro, tanto en su funcionamiento como en su formación física, pueden desarrollarse diferentes malformaciones que afectan directamente al desarrollo integral de niños y niñas, lo que también perjudica al efectivo desarrollo cognitivo de los mismos. Estas diferentes adversidades suelen desarrollar también, problemas como pueden ser la dificultad para la socialización con sus pares y entorno, ya que sus métodos de inclusión y trabajo con otros, puede ser hostil o nocivo, lo que lleva a que en la mayor parte del tiempo sean rechazados y llevamos a la marginalidad.

Estas consecuencias pueden ir desarrollándose y agravando con el pasar del tiempo, niños y niñas interiorizan estas conductas y comportamientos, ya que son partes de su vida diaria, lo cual lleva a que las mismas sean replicadas en el futuro, con sus pares o con sus propias familias ya en la adultez.

Dentro del sistema Estatal uruguayo, se encuentra el Ministerios de Salud Pública, en conjunto con la UNICEF United Nations International Children's Emergency Fund (Unicef), en español: Fondo Internacional de Emergencia de las Naciones Unidas para la Infancia y el SIPIAV  (Sistema Integral de Protección a la Infancia y Adolescencia contra la Violencia) organismos públicos y educativos que apuntan a  la atención a la primera infancia, uno de ellos es INAU (Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay), y ANEP (Administración Nacional de Educación Pública).

Dentro del marco nacional uruguayo INAU y ANEP promueven la protección a niños y niñas; por lo tanto estas instituciones públicas desarrollaron propuestas que explican las estrategias a tener en cuenta en situaciones de violencia y el maltrato infantil. SIPIAV desarrolló la “Guía para el cuidado de niñas y niños de 0 a 3 años en situación de violencia” la cual le brinda a las personas que operan en el ámbito de la atención y cuidado de las infancias una serie de pasos o un mapa de ruta ante situaciones de violencia; dentro de dicho documento se definen varios temas tales como la importancia del cuidado en los primeros años de vida, la tipología de la violencia y cómo esta impacta en los diferentes desarrollos, las estrategias a tener en cuenta ante cualquier caso de violencia, así como también los indicadores que la misma está siendo ejecutada, y muchos temas más que son de suma importancia a tener en cuenta dentro del entorno de la infancia.