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Hemos hablado hasta el cansancio del vertedero municipal, un desastre ambiental y sanitario de Salto. Una verdadera vergüenza que involucra a todos, a las autoridades de tiempo a esta parte en general y al publico en particular que ha sido cómplice por desinterés del problema. Calamidad número uno.

Otro tema recurrente es el Palacio de Oficinas Públicas. Un tesoro arquitectónico de la ciudad, obra del arquitecto Veltroni de gran fama nacional, que luce decadente y en muy mala condición estructural y estética. En el medio de la ciudad, es invisible para la población a la que no se le parte el corazón por su estado lamentable. Solo es evidente para los visitantes de la ciudad, los turistas eventuales que ven en el medio de la ciudad una mole que se esta cayendo, palpable de su antiguo esplendor y sospechosa de su grandeza desde siempre. Pero que literalmente esta desapareciendo ante nuestros ojos e indiferencia. Calamidad número dos.

 

La Central Hortícola del Norte es el monumento a la desidia y el despilfarro de los dineros públicos y privados. Costó una fortuna su construcción, el estado nacional y la intendencia de Salto participaron en su financiamiento, para un proyecto voluntarista y populista. Un proyecto mal diseñado y fuera de la realidad para los productores salteños que no tuvo un buen comienzo y mucho menos tendrá un final acorde a las expectativas. Es el ejemplo de los dineros públicos tirados a la basura con mega emprendimientos que benefician solamente a las empresas constructoras que cobran al contado y en efectivo. Calamidad número tres.

 

Los accesos de la zona Este de la Ciudad por medio de la Avenida Manuel Oribe. Re construídos a nuevo hace 15 años, inaugurados a toda pompa con el concurso del pueblo y las autoridades departamentales de turno. Una fiesta popular por el advenimiento de una completa nueva vía de acceso a la ciudad y de comunicación de una importante red de tránsito. Resultó una porquería mal hecha de punta a punta que rápidamente mostró la hilacha de estafa y mala praxis de una obra vial de vital importancia. Todos los esfuerzos realizados para compensar y mejorar parcial o totalmente la obra fueron inútiles y fracasados. Una y otra vez, por vía de la empresa originalmente ejecutora o los medios municipales, la avenida permaneció en un desastre total que cobró varias vidas en accidentes de transito y roturas de vehículos automotores. Hasta ahora es un recordatorio de la pésima e irresponsable inversión pública en materia vial. Calamidad número cuatro.

 

Los Museos de Salto y especialmente la situación del Museo Histórico en la avenida Blandengues y el Museo del Hombre y la Tecnología en calle Brasil y Zorrilla de San Martín. Los dos cerrados, uno definitivamente y el otro temporalmente. El Histórico con edificio totalmente derruido, los techos en malas condiciones, el acervo histórico impunemente desaparecido y robado ante los ojos de funcionarios y publico en general. El Museo del Hombre, Nestor J. Minutti, una vergüenza nacional, cerrado por obras de mantenimiento, es prácticamente una tapera en condiciones lamentables y sin vistas de ser re inaugurado a la brevedad. Techos, paredes, mobiliario, obras de arte, en estado deplorable, desaparecida la unidad conceptual expositora, todo vestigio de curiosidad en su acervo histórico y documental. Alguien tiene que ir preso por semejante olvido y desinterés en el clásico museo interactivo de Salto, muy popular por residentes y turistas. Calamidad número cinco.

 

El vertedero de basura es una bomba atómica a punto de estallar en nuestras propias narices. El Palacio de Oficinas Publicas es una desgracia viviente. La Central Hortícola del Norte es como el Antel Arena del Norte.La Avenida Oribe, cobra con vidas humanas su lamentable condición.

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