Tomar el toro por las guampas
-
Por Mario Kroeff Devincenzi
/
mkroeff@laprensa.com.uy
La generación de basura es calamitosa en todo el mundo, y en Salto también. La recolección de los residuos domiciliarios es un tema muy difícil, la modalidad del sistema y la logística de levantarlos en tiempo y forma. Los contenedores de basura a cielo abierto no son de recibo, el tratamiento de los residuos y las maneras de reciclaje está todo inventado; su implementación puede ser tan cara como inevitable, por cuestiones sanitarias y ambientales.
Dejemos de lado el saneamiento, otro grave problema, el desafío que llegue a todo el territorio, su procesamiento y desagüe a corrientes de agua; a propósito algo se ha hecho con la cobertura casi completa del territorio nacional y la construcción de plantas de procesamiento. Sobre este tema hay pocas asignaturas pendientes en Salto salvo Termas del Daymán, que increíblemente hasta el momento no cuenta con una red cloacal central y pública. Es inadmisible en un centro turístico como lo es el complejo termal.
Hay un reclamo generalizado y de larga data con la recolección de basura en Salto, su ineficiencia, costo, capacidad, equipamiento, cantidad de máquinas y recursos humanos. Se pasó de un sistema de levantar diariamente las bolsas de basura de las aceras de la ciudad, en camiones comunes o acondicionados, a la colocación parcial de los contenedores de plástico en cada cuadra del damero, para luego ser volcados en el basurero municipal en las afueras del perímetro urbano. De punta a punta un desastre, cada tanto explota una bomba, faltan camiones entonces compran un par de vez en cuando para dorar la píldora y apaciguar a las fieras, pero todo sigue igual.
Cambian de bolsas a contenedores, pero los ciudadanos no son ordenados ni prolijos, los recolectores no pasan siempre o nunca, la acción de los hurgadores o los perros de la calle en búsqueda de comida es terrible. Esto debe comenzar a cambiar, nos va la vida civilizada en ello, no podemos vivir más en el panorama desolador de la inmundicia desparramada en nuestras narices. Puede ser que los contenedores hayan mejorado algo la situación pero entre vandalismos, desidia, insuficiencia al final todo tiende a estar igual o peor que antes, desbordados, residuos acumulados y desparramados en su derredor. Yo no sé lo que pasa en el mundo, en las grandes ciudades, o en las pequeñas y/o medianas como Salto, pero debemos iniciar el proceso a la clasificación domiciliaria de la basura, en tres categorías por lo menos, tres bolsas o cajas diferentes, para ser depositadas en contenedores especiales y ser transportadas a Centros de Reciclaje, Compostaje y Depósito final de la basura generada diariamente en el entorno de las 500 toneladas.
La población tiene que educarse en tal sentido y entender que se debe hacer so pena de morir ahogado en la basura que se genera con la vida cotidiana de consumo desenfrenado, ignorancia ambiental y osadía institucional.
Tiene que haber un receptáculo para los orgánicos, otro para los metales y otro mas para los plásticos, por lo menos. Debe haber otro destino para los vidrios y botellas, además de la basura electrónica, de electrodomésticos y otros desechos domiciliarios.
Por su parte la intendencia tiene que garantizar la entrega de las bolsas y/o las cajas de cartón necesarias, acondicionadas, de distintos colores y tamaños para ser colocados los desechos que serán levantados periódicamente en los respectivos contenedores acondicionados.
Finalmente este material tiene que ser llevado a un Centro de Operaciones para su acondicionamiento, reciclaje y destino. Mano de obra capacitada para trabajar con los desechos y estimar el procedimiento a seguir. Todo lo orgánico puede ser destinado a una planta de compostaje, los metales o similares ser vendidos como chatarra, igual que los cartones, y los plásticos tomar cuenta convenientemente. Hay varios métodos.
Lo anterior cuesta plata y mucha. Además de educación popular ambiental respecto a la basura en general y la domiciliaria en particular, hay que invertir dinero en estas cuestiones, no hay más remedio. No será muy popular a la hora de las elecciones pero es inevitable para preservar en el mediano futuro nuestra calidad de vida, en forma civilizada e inteligente.
Recuerdo que en la Intendencia de Ramón Fonticiella algo se intentó hacer. Se invirtió en locales para trabajar la clasificación y el reciclaje con una cooperativa de trabajadores de la basura. Buena voluntad y visión, pero insuficiente, precario y efímero. En la intendencia de Andrés Lima recuerdo que los directores sucesivos trataron el tema, recorrieron lugares, visitaron comunas de Uruguay y Argentina, pero al final no hicieron nada. Carlos Albisu, siendo presidente de la CTM ofertó en su momento soluciones e inversiones en la materia, pero no le dieron corte.
La magnitud de la tarea es ciclópea, pero hay que hacerla, enfrentar el problema y ponerse a trabajar en el tema. Nos va la vida en ello.
El basurero municipal es una verdadera vena abierta del Uruguay Natural. Aspectos de la salud, la contaminación ambiental, propagación de insectos y alimañas, enfermedades y olores, filtración de lixiviados a la napa freática y al arroyo San Antonio con posible vinculación a la toma de agua de OSE para alimentar el consumo urbano. Es imposible seguir así… y no lo arreglaremos con dos camioncitos de morondanga
Comentarios potenciados por CComment