Hemos tomado conocimiento de la decisión del intendente de Salto, Dr. Carlos Albisu, de revitalizar la Banda Municipal, lo que representa una señal clara de compromiso con la memoria cultural de la ciudad y con la preservación de aquellas expresiones artísticas que han forjado la identidad salteña a lo largo de generaciones. En tiempos en que muchas tradiciones locales corren el riesgo de diluirse, apostar por la música institucional no es simplemente fortalecer una agrupación artística: es sostener un símbolo colectivo.

Durante años, la Banda Municipal fue perdiendo integrantes, quedando reducida a un puñado de músicos resilientes acompañados por pasantes y estudiantes del Conservatorio Municipal. Esta merma, aunque comprensible en un contexto de cambios culturales y presupuestales, dejó en evidencia la necesidad de un replanteo profundo. La iniciativa de Albisu aparece así como una oportunidad concreta de reconstrucción, una invitación a recuperar el brillo que este cuerpo musical supo tener en otras épocas.

Las bandas municipales cumplen, en cualquier ciudad que valora su identidad, un rol fundamental. No solo animan actos oficiales, festividades populares o encuentros barriales; también son escuelas vivas, espacios donde jóvenes músicos encuentran formación, disciplina artística y sentido de pertenencia. Funcionan como puentes entre generaciones y como guardianes de un patrimonio inmaterial que no puede quedar librado únicamente al mercado cultural. Una ciudad que se piensa a sí misma, que busca proyectarse sin perder sus raíces, necesita de estos ensambles estables tanto como de sus museos, bibliotecas o teatros.

El espíritu que Albisu busca recuperar dialoga con una tradición profundamente instalada en la sensibilidad salteña. No es casual que se tenga en cuenta el legado del Siamo Diversi, una de las expresiones culturales más auténticas y recordadas de la ciudad. Aquella experiencia marcó un antes y un después, no solo por la calidad musical sino por la energía creativa que transmitió a las generaciones posteriores. Su huella continúa inspirando a las agrupaciones que surgieron luego, y es natural que un proyecto de revitalización cultural aspire a beber de esa misma fuente.

También resulta oportuno recordar figuras y momentos clave en la historia de la música institucional salteña. El arquitecto Barbieri, por ejemplo, otorgó un rol central a la orquesta municipal en su visión de ciudad, entendiéndola como un componente estructural de la vida cultural. Y cómo olvidar el respeto y la seriedad con que la formación dirigida por el maestro Peruchena fue sostenida durante las administraciones de Don Ramón Vinci en los años 60, etapa en que la orquesta alcanzó un nivel que muchos aún evocan con admiración.

Incluso en períodos complejos para la vida democrática, las bandas municipales mantuvieron un lugar de importancia. Durante la intervención del coronel Guillermo de Nava, la creación y consolidación de la orquesta ligera demostró que la música continuaba siendo un punto de encuentro ciudadano. Aquella agrupación cosechó aplausos durante años en distintos escenarios de la ciudad, dejando un recuerdo entrañable para quienes disfrutaron de sus presentaciones.

Por todo esto, el nuevo impulso anunciado para la Banda Municipal de Salto trae consigo un aire de renovación y esperanza. No se trata solamente de reforzar un plantel artístico: es un gesto hacia la historia, hacia los músicos que dedicaron su vida a esta institución y hacia el público que siempre la acompañó. Es una oportunidad para que nuevas generaciones encuentren su lugar dentro de una tradición viva y para que la comunidad recupere un símbolo que le pertenece.

En definitiva, la decisión del Dr. Albisu es una buena noticia para Salto. Reafirma que la cultura no es un adorno, sino un pilar de la vida colectiva. Y recuerda que, cuando una ciudad cuida sus expresiones más genuinas, se fortalece también su identidad, su memoria y su futuro.