30 años de Kalkañal Teatro Salto /
El ritual del arte y la emoción
Treinta años no son poca cosa para un grupo teatral independiente. Mucho menos si ese tiempo se ha dedicado a la exploración constante, al riesgo y a la emoción genuina de compartir el arte como un acto de amor. Así lo vive Pablo Sánchez, integrante y referente de Kalkañal Teatro Salto, que celebra tres décadas de trabajo con la presentación de su nueva creación colectiva, La Fiesta.
La entrevista con el docente y actor se desarrolló en el Streaming de Diario Prensa, donde repasó la historia del grupo, su filosofía escénica y el espíritu detrás de esta nueva propuesta que se presentará en Sala El Andén, en la esquina de 19 de Abril y Julio Delgado.
Un teatro que desafía lo convencional
“Descubrí Kalkañal en un tiempo en que el teatro en Salto era muy textual, muy convencional”, recuerda Sánchez. “Lo que me atrajo fue que acá había otra forma de ver lo escénico: el cuerpo, la iluminación, el espacio también contaban historias”. Desde sus inicios, Calcañal se propuso romper moldes y ampliar las fronteras del lenguaje teatral. Inspirados por el trabajo del director cubano Ramiro Guerrero, el grupo adoptó una dinámica de creación basada en la pregunta y la duda, en la experimentación constante y en la búsqueda orgánica de nuevas dramaturgias.
Esa inquietud por transgredirse a sí mismos ha sido, según Sánchez, una de las claves de la permanencia del grupo, “Nos fuimos transformando, encontrando nuevos canales de comunicación con el público. Cada etapa fue un desafío y una oportunidad para mirarnos hacia adentro”.
De los cafés actuantes al Andén
El recorrido espacial del grupo también es parte de su identidad. Kalkañal comenzó en los subsuelos del Palacio Córdoba, pasó por el Chalet Las Nubes, donde nacieron los recordados cafés actuantes, y finalmente encontró su actual refugio creativo en El Andén. “Siempre elegimos los lugares no sólo por una cuestión práctica, sino estética. Intervenimos los espacios, los transformamos”, explica Sánchez. “El teatro es un ritual, un punto de encuentro. Lo que importa no es solo la obra, sino la experiencia compartida”.
“La Fiesta”, una celebración que invita a mirarse por dentro
Aunque La Fiesta coincide con el aniversario número 30, no se trata de una obra conmemorativa. Es, más bien, una excusa para profundizar en lo que Kalkañal siempre propone: un encuentro humano. “El concepto de la fiesta es una invitación a permitir que pasen cosas”, comenta Sánchez. “Queremos que el espectador baje sus defensas, que se permita disfrutar, conectar con sus vulnerabilidades”. La obra utiliza la técnica del clown como punto de partida. Pero no se trata del payaso de circo de colores y risas fáciles. Aquí, el clown es un espejo del ser humano, “Es el verdadero yo, el que se equivoca, el que siente miedo. A través de esa técnica exploramos cómo nos relacionamos con nuestras sombras, nuestras fragilidades, nuestros miedos”, explica el actor.
Un proceso que empezó antes del estreno
El trabajo detrás de La Fiesta se extenderá, involucrando no sólo a los integrantes del grupo sino también al público. “Queremos que la gente se vincule desde el juego, desde el descubrimiento de su propio clown”, dice Sánchez. “El proceso empezó mucho antes del estreno y seguirá después, porque la experiencia continúa en cada espectador”. El elenco está compuesto por Daniel Pavelesky y Pablo Sánchez, con Néstor Chiriff en la dirección. La propuesta es 100% creación colectiva, con la colaboración de Luciana Mussetti en la escenotecnia e iluminación, y Liliana Mayer en vestuario y diseño gráfico. “Todo se hace de forma artesanal, desde cómo se ingresa a la sala hasta cómo se ilumina. Es una obra viva, hecha con las manos y con el corazón”.
El teatro como acto de amor
Más allá de los aspectos técnicos, Sánchez reivindica el teatro como un ritual de encuentro y afecto. “Esto no pasa por lo económico ni por el reconocimiento. Es materializar lo imaginado y compartirlo con el otro”, dice con emoción. Para él, cada función es un intercambio sagrado: “El público nos da su tiempo y su energía, y nosotros le devolvemos una ofrenda escénica. Es un abrazo, a veces literal, a veces imaginario”. La propuesta, señala, está abierta a todo público. Las funciones comienzan a las 20:30 horas y las entradas tienen un costo de 300 pesos, o dos por 500. Se pueden adquirir por redes sociales, transferencia o directamente en la boletería. “El Andén es un espacio seguro, luminoso, ideal para vivir la experiencia. Queremos que se acerquen, que se permitan detenerse un momento y sentir”.
Treinta años de juego y emoción
Al mirar atrás, Sánchez reflexiona sobre lo que hace único al grupo, la diversidad de miradas, la honestidad del proceso y la entrega total. “Somos distintos, discutimos, dudamos, pero eso nos enriquece. Lo que construimos es siempre artesanal, emocional, humano”.
“Nuestro juego con el arte es de verdad. Jugamos en serio, con compromiso, con amor. Esto es, ante todo, un acto de amor”.
Una invitación al encuentro
Kalkañal Teatro Salto celebra sus treinta años con la misma energía con que nació, la del riesgo, la exploración y la ternura. La Fiesta no es sólo una obra; es una invitación a mirar hacia adentro, a conectarse con lo que somos y con los otros desde la vulnerabilidad y la alegría.
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