Desde el otro lado del río llega un visitante muy especial. Carlos Díaz, un argentino oriundo de Bahía Blanca, asegura haber sido el primer argentino abducido por un plato volador. Esta noche de hoy miércoles a las 20 horas, ofrecerá una charla en el Mercado 18 de Julio de Salto, donde contará su asombrosa experiencia y compartirá un mensaje de paz, naturaleza y bienestar. “Fui abducido en 1975”, comenzó contando Carlos durante su paso por los medios locales. “Yo venía caminando hacia mi casa con dos compañeros de trabajo cuando vimos una luz. No le dimos importancia, pero minutos después un haz de luz me levantó y me llevó dentro de una nave. Allí, en pocos minutos, aparecí en Buenos Aires.”

Una experiencia que cambió su vida para siempre

Según relata, dentro de la nave se encontró solo, confundido y con miedo. “No sabía dónde estaba. Grité, me desesperé, hasta que aparecieron tres seres de otro planeta. Ellos se movían dentro de la nave como si flotaran”, recuerda. Carlos asegura que su estadía fue corta, apenas unos minutos, pero que el hecho marcó su vida. “A las cuatro y media de la madrugada ya estaba en una comisaría de Buenos Aires rodeado de gendarmes. Nadie entendía cómo un diario de Bahía Blanca, que salía a las tres de la mañana, ya estaba conmigo en la capital. Fue un caso increíble.”

Del miedo al aprendizaje

Con el paso del tiempo, Díaz comenzó a recorrer el mundo buscando respuestas. Visitó 41 países y fue atendido por médicos y científicos que estudiaron su caso. “Me dijeron que soy el séptimo abducido en el mundo y el primero en la Argentina. Después de lo que me pasó, nunca más me enfermé. Como poco, duermo bien y me siento en paz.” Actualmente vive en Capilla del Monte, Córdoba, un lugar conocido por su energía especial. Desde allí viaja brindando charlas y encuentros espirituales. “Esto fue una desgracia con suerte. Me cambió la vida y aprendí a vivir de otra manera”, asegura.

Medicina natural y energía positiva

En su visita a Salto, Carlos llegó acompañado por Horacio Garzabal y Verónica Procillo, quienes promueven la fitobotica pacha, una práctica que combina hierbas, tinturas madre, microdosis y terapias naturales. “Venimos a compartir saberes antiguos”, explicó Verónica. “No venimos a enseñar, sino a recordar cómo sanar desde la naturaleza. Trabajamos con terapias complementarias, como el pediluvio iónico, que ayuda a eliminar metales pesados del cuerpo, y otras que contribuyen al bienestar general.”

Silencio en la NASA y paz interior

Carlos asegura que su caso fue estudiado incluso por la NASA. “Ellos solo guardaron silencio”, comentó. “Yo no tengo nada que esconder. Hace más de 50 años cuento la misma historia. Ya no hay quien no me crea, todo está comprobado.” Para él, lo importante hoy no es discutir, sino transmitir un mensaje. “Solo quiero estar tranquilo y compartir lo que viví. No busco fama, busco paz. Hay más gente buena que mala, y eso me da esperanza.”