![](/images/articulos/2025/01/31/WhatsApp_Image_2025-01-24_at_5.48.17_PM.jpeg#joomlaImage://local-images/articulos/2025/01/31/WhatsApp_Image_2025-01-24_at_5.48.17_PM.jpeg?width=638&height=768)
Daniel Hornos /
Pasión, Disciplina y el Camino del Kung Fu
Daniel Hornos es un hombre que ha transitado caminos diversos a lo largo de su vida. Informático, carpintero, fotógrafo y, sobre todo, un apasionado maestro de Kung Fu. Su trayectoria es un testimonio de curiosidad, perseverancia y amor por el aprendizaje constante. En una entrevista exclusiva con LA PRENSA, Hornos compartió su historia, sus desafíos y su visión sobre la disciplina que lo ha acompañado desde su adolescencia.
De la informática a la carpintería y la fotografía
El primer camino profesional de Daniel Hornos fue la informática. Desde muy joven, se capacitó en Inadi y, casi sin esperarlo, terminó como profesor en el instituto. “El director me convocó y me preguntó si quería dar clases. Yo le dije: ‘¿Yo?’”, recuerda entre risas. Así comenzó una carrera docente que se extendió por 14 años.
Sin embargo, su espíritu inquieto lo llevó a explorar otros horizontes. Durante la pandemia, descubrió su pasión por la carpintería, un interés que había estado latente desde su infancia. Paralelamente, la fotografía también se convirtió en una faceta importante de su vida. “Creo que viene de mi padre, que trabajó en un diario en su juventud”, comentó. Con el tiempo, la fotografía dejó de ser solo un pasatiempo y se convirtió en una profesión, especializándose en books para modelos y eventos sociales.
El encuentro con el Kung Fu: un camino de vida
A pesar de sus múltiples intereses, el gran amor de Hornos ha sido siempre el Kung Fu. “Desde chico me apasionaron las artes marciales. Mis padres eran futboleros, pero el fútbol no era para mí”. A los 14 años, comenzó su entrenamiento en Kung Fu, un arte que lo atrapó por completo y lo convirtió en su forma de vida.
“Para mí, el Kung Fu es una pasión, un estilo de vida. No se trata solo de entrenar el cuerpo, sino también la mente”, afirmó. Durante años, ha dedicado incontables horas a perfeccionar su técnica y transmitir sus conocimientos a nuevos practicantes.
La enseñanza del Kung Fu y la importancia de la disciplina
Hoy, Daniel Hornos es cinturón negro segundo dan y se desempeña como instructor. Su escuela de Kung Fu no es solo un lugar de entrenamiento, sino un espacio donde se inculcan valores fundamentales como la disciplina, la constancia y el respeto.
“En el Kung Fu, la disciplina lo es todo. Puedes tener ganas de entrenar un día, pero si no eres constante, no progresas”. Sus clases están abiertas para personas de todas las edades, desde niños de 7 años hasta adultos sin límite de edad. “Muchas personas creen que es tarde para empezar, pero nunca lo es. Se entrena desde lo básico, adaptando la práctica a cada persona”.
El entrenamiento es exigente y requiere perseverancia. Se practica tres veces por semana, sin importar el clima, y se trabajan tanto las técnicas de combate como el manejo de armas tradicionales orientales, como el nunchaku, la lanza y el sable.
Una escuela con identidad propia
La escuela donde Hornos enseña está ambientada de manera especial. “Cuando entras, sabes que estás en un lugar de Kung Fu”. En sus paredes cuelgan los cinturones que ha obtenido a lo largo de su carrera y los trofeos ganados en torneos.
Uno de los aspectos más destacados de su enseñanza es que su escuela sigue el estilo Lung Tao, un sistema exclusivo creado en Uruguay por su maestro, Ricardo Villarreal, séptimo dan. “No hay otro lugar en el mundo donde se practique este estilo. Es un orgullo ser parte de él”.
El desafío de los torneos internacionales
Además de enseñar, Daniel Hornos también es un competidor destacado en torneos internacionales. Desde 1991, ha representado a Uruguay en campeonatos sudamericanos, enfrentándose a los mejores exponentes de las artes marciales en Argentina y Chile.
“Los primeros torneos fueron difíciles porque no sabíamos qué esperar. Pero con el tiempo mejoramos nuestra técnica y hoy en día nos respetan mucho”.
En 2024, Hornos vivió una de sus mejores experiencias al consagrarse campeón sudamericano en una categoría de alto nivel. Además, tuvo la suerte de ganar un sorteo especial de una espada, un premio que jamás imaginó obtener.
“El ambiente en los torneos es muy solidario. No hay rivalidad negativa. Competimos con campeones mundiales, pero siempre con respeto y camaradería”.
Más allá de la victoria: la verdadera esencia del Kung Fu
Si bien ha ganado múltiples títulos, para Hornos la clave del Kung Fu no está en las medallas, sino en el proceso de aprendizaje. “Lo más valioso no es el trofeo, sino toda la preparación previa. Aprender de los errores, corregir detalles y mejorar en cada entrenamiento es lo que realmente importa”, afirmó.
En los torneos, los combates pueden durar entre un minuto y medio y dos minutos, pero la intensidad es extrema. “Cuando estás dentro del combate, esos dos minutos pueden parecer una eternidad”. La clave para rendir bien, según él, es el equilibrio entre preparación física y fortaleza mental.
Un sueño pendiente: competir en un mundial
A pesar de su exitosa trayectoria, hay un sueño que aún no ha podido cumplir: representar a su país en un torneo mundial. “En una ocasión, fuimos seleccionados para participar, pero no pudimos viajar por falta de recursos”.
Sin embargo, no pierde la esperanza. Sabe que, con esfuerzo y apoyo, ese objetivo aún puede concretarse en el futuro.
El mensaje de un maestro
Daniel Hornos dejó un mensaje claro: la disciplina es la base de todo éxito. “No importa si trabajas en una oficina, en un diario o si entrenas Kung Fu. La disciplina es lo que te permite mejorar y avanzar en cualquier ámbito”, reflexionó.
A través de su pasión por las artes marciales, este maestro no solo ha aprendido a defenderse, sino también a superarse día tras día. Y su historia es una inspiración para todos aquellos que buscan encontrar su camino, sin importar la edad ni las circunstancias.
Comentarios potenciados por CComment