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Desde pequeña, Estefany Texeira Rinaldi tuvo claro su camino. “Siempre estuve en la vuelta con el deporte”, recuerda con una sonrisa. Aquella niña que soñaba con ser profesora de gimnasio se convirtió en licenciada en Educación Física, egresada del CEF de Paysandú, y hoy es una referente en su ciudad, Salto, donde combina múltiples disciplinas con un entusiasmo que contagia. “Disfruto muchísimo todas las clases que doy y también las que recibo”, confiesa. Su labor abarca desde la enseñanza de natación a niños, adolescentes y adultos hasta el entrenamiento de fútbol y el trabajo personalizado en gimnasios. Además, coordina actividades en hogares y espacios públicos, siempre con una premisa, hacer del ejercicio físico un espacio de bienestar, diversión y encuentro.

Del campo de juego al rol de formadora

Estefany fue futbolista durante años, hasta que una lesión de rodilla la obligó a pasar por cirugía y replantear su vínculo con el deporte. “Extraño estar dentro de la cancha, pero le busqué la vuelta. El fútbol me sigue encantando, solo que ahora lo disfruto desde otro lugar”. Ese “otro lugar” fue el de preparadora física. Desde entonces, acompaña equipos femeninos, fomenta la participación de mujeres en distintas disciplinas y promueve el deporte recreativo como herramienta de integración social. “En nuestro grupo, Albion Femenino, no importa la edad ni la experiencia previa. Pueden venir madres, tías, abuelas… lo importante es animarse”.

El auge del deporte femenino en Salto

En su ciudad, el crecimiento del deporte femenino es notorio. Estefany destaca el surgimiento de equipos en varias categorías, desde el baby fútbol femenino hasta ligas adultas de fútbol, hockey, pádel, ciclismo y running. “Las ganas siempre estuvieron, pero ahora las mujeres se animan más. A veces basta con una amiga o una conocida que invite para dar el primer paso”, dice.

La docente celebra que cada vez más mujeres se incorporen al deporte, incluso aquellas que lo hacen después de los 30 o 40 años. “He visto muchas que acompañaron a sus hijos durante años y ahora dicen: ‘Bueno, es mi turno’. Eso es hermoso”, expresa. Para ellas, el grupo Albion Femenino se convirtió en un refugio donde se entrena, se ríe y se comparte. “El objetivo no es competir, sino disfrutar, aprender y desconectarse de la rutina”.

Romper barreras, edad, miedo y prejuicio

Texeira insiste en que la edad nunca debe ser un límite. “La mujer carga con muchas responsabilidades, por eso es fundamental tener un momento para una misma. Entrenar, divertirse y formar parte de un grupo ayuda muchísimo”, señala.

Incluso durante etapas complejas como la menopausia, sostiene que la práctica deportiva puede marcar una gran diferencia. “Las mujeres pasamos por muchos cambios hormonales, y el ejercicio físico ayuda a hacer esos procesos más llevaderos”, explica. Además de los beneficios para la salud física, enfatiza los efectos positivos en la autoestima y el bienestar emocional. “No se trata de dietas ni sacrificios, sino de sentirse bien, moverse y sonreír”, resume.

La importancia de la accesibilidad al deporte

Otro punto que Estefany subraya con fuerza es que el acceso al deporte no debe depender del dinero. “En Salto tenemos muchas opciones comunitarias y gratuitas: plazas de deporte, la Casa de los Deportes, programas municipales. No hay que tener plata ni comprar equipamiento caro. Solo hay que animarse y empezar”.

Esta visión inclusiva se refleja en su trabajo cotidiano. Desde entrenamientos personalizados hasta clases en grupo, su enfoque es siempre humano, empático y motivador. “No hay alumnos malos, hay alumnos que necesitan practicar un poquito más”, dice entre risas, recordando la anécdota de una alumna de natación que, pese a su inseguridad, progresó enormemente con constancia y confianza.

Una vocación que inspira

Con nueve años de trayectoria profesional, Estefany se siente orgullosa del camino recorrido. “He crecido mucho, profesional y personalmente. Estudié, me formé y sigo aprendiendo todos los días”, cuenta. Pero más allá de los logros académicos o deportivos, lo que más la enorgullece es ver a otras mujeres tomar la posta. “Me emociona verlas animarse, disfrutar, competir o simplemente entrenar juntas. Eso es progreso”, asegura.

Agradecida por el apoyo constante de su familia y sus compañeras, reconoce que su madre fue clave en su desarrollo: “Siempre me dio para adelante. Tener a alguien que te apoye en lo que hacés es fundamental”. También extiende su gratitud a las jugadoras y entrenadores con quienes compartió cancha, y a todos los que, de alguna forma, la ayudaron a crecer.

Mirando al futuro

Cuando se le pregunta cómo se proyecta en los próximos años, Estefany no duda: “Me veo siempre dentro de una cancha, en el rol que me toque cumplir. En la formación de jugadoras, en la preparación física, o donde pueda seguir transmitiendo lo que el deporte me dio”. Su mensaje final es una invitación abierta: “Nosotras, las mujeres uruguayas, tenemos la libertad de hacer todo. No dejemos para mañana lo que podemos disfrutar hoy. Si podemos movernos, hagámoslo. Por salud, por alegría, por nosotras mismas”.

El deporte como herramienta de transformación

La conversación con Estefany Texeira Rinaldi deja una enseñanza, el deporte va mucho más allá de lo físico. Es una forma de autonomía, encuentro y crecimiento personal. En cada entrenamiento, en cada grupo que se forma, hay historias de superación, amistad y fuerza colectiva.

“Entrenar es reírse, es compartir. Es sentir que podés”, concluye con convicción. Y su energía, tan contagiosa como su sonrisa, es el mejor ejemplo de que el movimiento no solo transforma cuerpos, sino también vidas.

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