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Desde hace varios años, el Centro Universitario Regional (Cenur) Litoral Norte de la Universidad de la República (UDELAR) ha experimentado un crecimiento exponencial en su matrícula y en la cantidad de carreras ofrecidas. Sin embargo, esta expansión no ha sido acompañada por la infraestructura adecuada para albergar a los cientos de estudiantes que asisten a diario.

Uno de los casos más críticos es el de la Facultad de Derecho, cuyos estudiantes deben cursar sus clases en el Palacio Veltroni, un edificio centenario que actualmente se encuentra en plena obra de restauración. La situación ha generado múltiples inconvenientes que afectan la calidad educativa y ponen en riesgo la seguridad de estudiantes, docentes y trabajadores de la construcción. Ante esta realidad, representantes estudiantiles han alzado la voz para denunciar las condiciones insostenibles en las que deben formarse y exigir soluciones urgentes a las autoridades.

Un aula en construcción: calor, ruido y hacinamiento

Mateo Serradell, Secretario General del Centro de Estudiantes de Derecho (CED), junto con María Clara Torres, de la Alianza Estudiantil de Derecho, y Agustín Benítez, del Movimiento Estudiantil del Interior, expresaron su preocupación en una entrevista con La Prensa Streaming.

El Veltroni no está en condiciones

Los jóvenes explicaron que el Palacio Veltroni no cuenta con las condiciones necesarias para el dictado de clases: las aulas carecen de ventilación, no hay ventanas y el único ventilador disponible no funciona. En días de calor intenso, los estudiantes deben soportar temperaturas extremas durante jornadas de hasta cuatro horas seguidas.

Salones con 200 estudiantes

“El salón explota de gente. Hay materias donde somos más de 200 estudiantes y muchos deben quedarse en los pasillos porque no hay espacio suficiente”, relató María Clara Torres. A estos problemas se suma la contaminación sonora causada por la obra en curso dentro del edificio. Los ruidos constantes de herramientas como taladros y amoladoras dificultan la concentración, incluso cuando los docentes intentan utilizar micrófonos y parlantes. Además, la convivencia entre estudiantes y obreros ha generado situaciones de riesgo. “Un día, una compañera se descompuso, perdió el conocimiento y al caer se golpeó la cabeza con un andamio. Por suerte no fue grave, pero esto no debería pasar”, agregó Torres.

Un problema que persiste desde 2019

Los estudiantes recordaron que el uso del Palacio Veltroni como espacio académico comenzó en 2019, cuando se habilitó el edificio para clases con una capacidad máxima de 160 alumnos. Sin embargo, con el crecimiento de la matrícula, esa cifra se ha duplicado, superando ampliamente el límite recomendado.

La pandemia del COVID-19 pausó momentáneamente la crisis, ya que la virtualidad evitó el uso del edificio. Sin embargo, con el retorno a la presencialidad, los problemas resurgieron con más fuerza.

En abril de 2024, el Foro Universitario ya había presentado reclamos sobre la precariedad edilicia del Palacio Veltroni, pero las respuestas oficiales minimizaron la situación. “Nos dijeron que el edificio estaba en óptimas condiciones, cuando la realidad demuestra todo lo contrario”, expresó Agustín Benítez.

El reclamo formal y las gestiones en curso

Ante la gravedad de la situación, el Centro de Estudiantes de Derecho envió el 11 de marzo una carta formal al director del Cenur Litoral Norte, exponiendo los problemas y solicitando la suspensión de las clases en el Palacio Veltroni.

El 19 de marzo, el director del Cenur respondió con una resolución en la que solicitó a la Intendencia de Salto la posibilidad de utilizar otras instalaciones municipales, como la biblioteca y el Ateneo, para trasladar algunas clases.

Sin embargo, hasta el momento no ha habido una respuesta concreta por parte de las autoridades departamentales, lo que mantiene la incertidumbre sobre una solución real para los estudiantes.

Un pedido de condiciones dignas para el aprendizaje

Los estudiantes insisten en que su reclamo no es un capricho ni una exageración, sino una cuestión de derechos fundamentales. “No estamos pidiendo lujos, solo queremos condiciones básicas para estudiar. La educación es un derecho reconocido por la Constitución y por tratados internacionales, y lo que vivimos en el Palacio Veltroni no es digno”, afirmó Serradell.

Asimismo, los docentes han mostrado su apoyo a la causa, enviando sus propias cartas a la coordinación de la Facultad de Derecho para solicitar la suspensión de clases en el edificio en obras. En muchas ocasiones, los mismos profesores han tomado la decisión de cancelar las clases al considerar que no existen garantías mínimas para enseñar.

“La situación es tan insostenible que muchos docentes, después de dos horas de clase, nos dicen que nos vayamos porque no se puede seguir. A veces intentan darnos trabajos a distancia, pero no es lo mismo”, explicó María Clara Torres.

Alternativas y el rol de la descentralización

El problema del Palacio Veltroni es un reflejo más amplio de los desafíos que enfrenta la descentralización universitaria en Uruguay. Si bien la expansión del Cenur Litoral Norte ha permitido que más jóvenes del interior accedan a la educación superior sin necesidad de trasladarse a Montevideo, la falta de infraestructura adecuada limita el derecho a una formación de calidad.

Los estudiantes han planteado que existen otras opciones dentro del departamento de Salto que podrían utilizarse como aulas temporales. Edificios municipales y espacios culturales podrían ser cedidos a la universidad a través de convenios, brindando una solución inmediata mientras se avanza en un plan a largo plazo para ampliar la infraestructura universitaria.

“El Palacio Veltroni necesita ser restaurado, pero eso no puede hacerse mientras hay clases. Si la Intendencia cede espacios municipales, se podría aliviar el problema y garantizar un mejor ambiente para docentes y estudiantes”, afirmó Serradell.

La urgencia de una solución

Los estudiantes y docentes de Cenur Litoral Norte siguen esperando una respuesta de las autoridades. Mientras tanto, cientos de estudiantes continúan asistiendo a clases en condiciones que afectan su rendimiento académico y su seguridad.

El caso del Palacio Veltroni evidencia la necesidad de una planificación más eficiente para el crecimiento de la universidad en el interior del país. Sin inversión en infraestructura y una gestión más ágil, la descentralización podría volverse insostenible a largo plazo.

La demanda de los estudiantes es clara: aulas seguras, espacios adecuados y el respeto a su derecho a la educación. Ahora, la pelota está en la cancha de las autoridades, que deben actuar antes de que la situación empeore aún más.

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