
La ansiedad /
No es debilidad, es el llamado a cuidar nuestra salud mental
La psicóloga Sofía Pereira Malaquina reflexiona sobre la importancia del bienestar emocional, el rol de las redes sociales y por qué la terapia debería ser parte de nuestra rutina de cuidado personal. En un contexto social cada vez más demandante, acelerado y plagado de estímulos, la salud mental ha dejado de ser un tema tabú para convertirse en una preocupación creciente entre jóvenes, adultos y también niños. En una reciente entrevista en el streaming de La Prensa, la psicóloga Sofía Pereira Malaquina abordó con claridad y empatía los desafíos actuales en torno al bienestar emocional, con un enfoque especial en la ansiedad y los estigmas que aún persisten sobre acudir a terapia.
¿Qué es realmente la salud mental?
"Salud mental no es solo la ausencia de enfermedad", explicó Sofía. "Implica cómo nos sentimos, cómo nos cuidamos, cómo tomamos decisiones y cómo enfrentamos la vida". Para la especialista, es fundamental desmitificar la idea de que la psicoterapia es solo para quienes están “mal”. Ir al psicólogo, afirma, es una forma poderosa de autocuidado que previene y fortalece.
La salud psicológica, además, no es una dimensión aislada. “Es una gran parte de nuestra salud biológica en general”, señaló. Y sin embargo, muchas veces se relega hasta que los síntomas se vuelven insoportables: “Esperamos estar en el pozo para ir, cuando los síntomas comenzaron mucho antes y pudieron tratarse antes”.
Ansiedad, cuando lo común se vuelve crónico
Uno de los temas centrales de la conversación fue la ansiedad, una experiencia humana normal que puede tornarse patológica. "Es natural sentir ansiedad ante un examen o una entrevista. Lo problemático es cuando esa ansiedad se vuelve constante, cuando no la podemos controlar y afecta nuestra vida cotidiana", sostuvo.
Algunos síntomas que ayudan a identificar cuándo la ansiedad requiere atención profesional incluyen la falta de sueño, pensamientos repetitivos, cansancio extremo, irritabilidad, y síntomas físicos como sudoración, palpitaciones o pensamientos catastróficos que se repiten, como temer constantemente haber dejado el gas abierto o que algo malo sucederá.
La clave está en reconocer estos signos a tiempo: “La diferencia es que lo normal tiene un desencadenante claro. Lo que no es normal se instala sin motivo aparente y se mantiene”.
Terapia, un espacio vital y humano
Un aspecto que destacó Pereira Malaquina es que el proceso terapéutico no es igual para todos. Es necesario encontrar el profesional con el que uno se sienta cómodo. “Es un vínculo, y no se genera con cualquiera. Abrimos nuestra vida, nuestra intimidad, y eso requiere confianza”.
Además, recordó que asistir al psicólogo no significa estar mal. "Yo voy al psicólogo y soy feliz. Tengo mi día y lo espero con entusiasmo. Es mi espacio para hablar de lo bueno y de lo malo", compartió con honestidad.
Y aunque reconoció que el acceso a la salud mental puede ser costoso, especialmente en el ámbito privado, resaltó iniciativas para facilitarlo. “Atiendo dos pacientes por año de forma gratuita, y si alguien no puede pagar, ajusto el precio para que pueda continuar. Hay más colegas que hacen lo mismo. Es una forma de devolver a la comunidad”.
Redes sociales, una trampa silenciosa para la ansiedad
Consultada sobre el impacto de las redes sociales en la salud mental, especialmente en los jóvenes y niños, la psicóloga fue tajante: “La vida en Instagram no es real. Nadie muestra cuando llora o cuando está mal. Mostramos momentos felices y editados. Y eso genera una presión tremenda en quienes están pasando por algo difícil”.
Recomendó limitar el consumo de noticias y contenidos innecesarios, sobre todo en personas con ansiedad. También subrayó la importancia de acompañar a los niños en su uso de dispositivos: “¿Qué permitimos que vean? ¿Qué tan libremente navegan en redes que los exponen a todo tipo de estímulos?”.
Las redes sociales no solo generan comparación constante, sino que distorsionan las expectativas sobre la vida real, el éxito y las relaciones.
Herramientas cotidianas para el bienestar emocional
Más allá de la terapia, Sofía enumeró estrategias prácticas que pueden ayudar a manejar la ansiedad:
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Ejercicios de respiración consciente, disponibles en múltiples plataformas.
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Ejercicio físico regular, incluso caminar 20 minutos al día.
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Buena alimentación, especialmente rica en frutas y vegetales, que favorecen la producción de melatonina y mejoran el descanso.
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Hidratación adecuada y al menos ocho horas de sueño
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Técnicas de atención plena como observar objetos y enfocarse en los sentidos (vista, tacto, olfato) en momentos de crisis.
Estas herramientas, aunque simples, pueden ser transformadoras cuando se practican con regularidad.
Una sociedad que necesita parar y escuchar
Más allá del trabajo individual, la psicóloga hizo un llamado colectivo a recuperar la empatía: “Vivimos al cien, llenos de estímulos, sin mirar al costado. Y muchas veces, al lado nuestro hay alguien que necesita ayuda”. Escuchar y estar presentes, dice, también son formas de cuidar la salud mental comunitaria.
En su trabajo en clínicas, clubes de niños y consultorios, Pereira Malaquina ha detectado un patrón común: la necesidad urgente de generar más espacios para hablar de salud emocional, especialmente desde la infancia. “Nadie nace sabiendo ser padre. Y si no tuvimos las herramientas, necesitamos buscarlas para poder acompañar a nuestros hijos con amor, contención y salud mental”.
Quererse y cuidarse
Como cierre de la entrevista, Sofía dejó un mensaje poderoso y sencillo: “Cuidarse, quererse y amarse uno mismo”. Reflexionó sobre cómo muchas personas viven para los demás, olvidándose de sí mismas: “Si no estás bien con vos, no vas a poder estar bien con nadie. No vas a poder mantener ningún vínculo ni en lo laboral, ni en lo familiar, ni en lo afectivo”.
“Todos necesitamos ir a terapia alguna vez. No para estar menos mal, sino para vivir mejor”.
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