Gustavo Salle, abogado penalista y diputado nacional por el Partido Soberano, no se guarda nada. En una entrevista realizada en Diario La Prensa Streaming, lanzó fuertes críticas contra el sistema político uruguayo, al que acusa de proteger intereses extranjeros, perpetuar la corrupción, y alejarse de los problemas reales de la gente.

Durante el diálogo, Salle estuvo acompañado por Natalia Piguurina, también integrante del Parlamento. Ambos compartieron una mirada muy crítica sobre el rumbo del país, desde la economía hasta la justicia. Para Salle, hay un modelo político y económico que beneficia a unos pocos y deja afuera a la mayoría.

Subsidios que no son lo que parecen

Uno de los temas que generó más polémica fue el voto parlamentario para extender el seguro de desempleo a dos frigoríficos comprados por empresarios chinos. Según Salle, esto no fue una ayuda a los trabajadores, sino un beneficio para las empresas. “Los empresarios chinos pusieron plata para quedarse con las plantas, pero no pagaron ni al BPS, ni a la DGI, ni a los trabajadores”, denunció. Para él, los parlamentarios uruguayos están permitiendo que se use el dinero público para subsidiar la rentabilidad de empresas extranjeras, en vez de defender los intereses del pueblo.

Una justicia que “persigue al pobre”

Salle también apuntó fuerte contra el sistema judicial. En su opinión, la justicia uruguaya es implacable con los débiles pero benigna con los poderosos. Mencionó el caso del exsenador Charles Carrera, que tardó años en ser formalizado, y contrastó esa demora con lo que ocurre cuando se trata de ciudadanos comunes.

Además, criticó con dureza al ex fiscal Jorge Díaz Almeida, a quien acusó de “lavar dinero para el Estado” y tener vínculos con agencias extranjeras. Según Salle, la fiscalía uruguaya perdió independencia y se volvió una herramienta política al servicio de los intereses del poder.

“El pueblo sabe... y vota igual”

Una de las declaraciones más fuertes del diputado fue sobre la actitud de la ciudadanía frente a la corrupción. Dijo que, en su opinión, el pueblo uruguayo sabe lo que pasa, pero lo acepta y hasta lo apoya con su voto.

“La gente sabe que hay políticos corruptos. ¡Y los vota igual! Votan a los que los roban”, afirmó. Para él, esto demuestra que hay una desconexión profunda entre el sistema político y los valores que deberían guiar una república.

Coincidencias con otros partidos

Aunque Salle es muy crítico con casi todo el sistema político, reconoció que hay excepciones. Mencionó especialmente al diputado colorado de Salto, Horacio de Brum, con quien dijo mantener una “excelente relación”, tanto personal como política.

“Es un universitario, productor rural, con visión amplia, afable, y con quien tenemos un diálogo muy fluido, a pesar de estar en partidos distintos”, comentó Salle, destacando que en algunas votaciones incluso coinciden en argumentos y postura.

Familia, política y lealtad

Salle también defendió la presencia de su hija, Nicole Salle, como suplente en el Parlamento. Reconoció que él mismo impulsó su candidatura, pero lo justificó en base a la confianza y lealtad que ella representa. “En política, la lealtad viene en gotitas y la traición en bidones”, dijo con tono firme.

Propuestas para un cambio profundo

Al finalizar la entrevista, Salle fue consultado sobre qué medidas urgentes deberían tomarse para cambiar el rumbo del país. Su respuesta fue clara:

Cambiar el modelo económico, al que llamó “narcoforestal, celulósico y de dependencia”.

Reformar la justicia y la seguridad, afirmando que el Estado ha perdido la capacidad de proteger a la gente.

Terminar con el asistencialismo, que —según él— crea dependencia y debilita la cultura del trabajo.

Gustavo Salle no es un político tradicional

Habla sin rodeos, denuncia sin temor, y propone cambios profundos. Para sus seguidores, representa una voz valiente y necesaria. Para sus detractores, un crítico extremo del sistema. Pero, sin duda, su discurso agita aguas y pone sobre la mesa preguntas incómodas que muchos prefieren evitar.