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Los últimos datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran que durante 2025 se crearon alrededor de 26.000 puestos de trabajo en Uruguay, una cifra que marca una mejora en el nivel de ocupación respecto al año anterior, aunque convive con señales de alerta vinculadas a la informalidad laboral y a las dificultades que enfrenta el interior del país. El diputado del Frente Amplio por Salto, Dr. Álvaro Lima, valoró positivamente estos números y señaló que, pese a un contexto complejo y a los cierres de varias empresas que generaron preocupación a lo largo del año, el mercado laboral logró sostener una tendencia de crecimiento. Según el informe, la tasa de empleo alcanzó el 60% de la población en edad de trabajar, lo que refleja un aumento en la cantidad de personas ocupadas en comparación con 2024.

Desde el punto de vista global, el 2025 aparece como un año con resultados relativamente favorables en materia de empleo. La creación de nuevos puestos se dio incluso en un escenario económico desafiante, marcado por reestructuras empresariales y ajustes en distintos sectores productivos. Para Lima, este dato confirma que existen señales de recuperación, aunque todavía insuficientes para resolver los problemas estructurales del mercado laboral uruguayo.

Uno de los aspectos que continúa generando preocupación es el nivel de informalidad. Si bien el empleo creció, una parte significativa de los nuevos puestos no cuenta con las garantías propias del trabajo formal, lo que impacta directamente en la seguridad social y en la calidad del empleo. Este fenómeno es seguido de cerca por el gobierno y por los legisladores, que advierten sobre la necesidad de políticas específicas para revertir esta situación.

La realidad es aún más compleja en los departamentos del norte del país. De acuerdo a los datos del INE, esta región concentra los peores indicadores tanto de desempleo como de informalidad laboral. En departamentos como Salto, Paysandú y Artigas, las dificultades para generar empleo de calidad siguen siendo más profundas que en el sur del territorio, una brecha histórica que vuelve a quedar en evidencia.

En ese sentido, Lima subrayó que los números nacionales deben analizarse con una mirada territorial, ya que el crecimiento promedio no refleja de igual manera la realidad del interior. La falta de inversiones sostenidas, la menor diversificación productiva y la dependencia de sectores estacionales continúan condicionando el mercado laboral en el norte. El balance del año, entonces, deja una doble lectura: por un lado, la creación de 26.000 empleos y el aumento de la tasa de ocupación constituyen una señal alentadora; por otro, la persistencia de la informalidad y las desigualdades regionales plantean desafíos que seguirán marcando la agenda económica y social en los próximos años.

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