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En un tiempo donde la medicina se transforma a ritmo vertiginoso, con la tecnología como protagonista, las historias como la del Dr. Carlos Rattin nos devuelven la mirada a lo esencial: el contacto humano, la vocación profunda y el valor de escuchar. Médico gastroenterólogo de larga trayectoria, Rattin se retiró recientemente tras más de cuatro décadas de servicio en el sistema de salud uruguayo, tanto público como privado.

La entrevista realizada en el marco del ciclo Día de la Prensa es un viaje íntimo por su vida y su carrera. Con tono sereno, relata desde su niñez en una familia de clase media donde “el estudio era el camino hacia el futuro”, hasta los desafíos de estudiar medicina en Rosario, Argentina, en plena dictadura, cuando las facultades estaban cerradas en Uruguay. “Para estudiar medicina, solo hace falta una mesa, una silla y ocho horas de trabajo diario”, dice con una sonrisa. No hubo romanticismo en su discurso sobre la carrera. Fue claro: el éxito llega con constancia y perseverancia. Y lo suyo fue una vida de foco. De objetivos. De poner la “cola en la silla”, como dice con humor.

Facultad en Rosario, Argentina

Entre recuerdos, destaca aquel primer viaje a Rosario con compañeros y sin contactos. Dormían en pensiones compartidas, caminaban la ciudad buscando lugar donde instalarse, y enfrentaban la incertidumbre con valentía. Fue el primero de muchos desafíos que marcaron su camino, incluido el riguroso proceso de formación médica y la exigencia constante de una carrera que, a pesar de las dificultades, nunca dejó de apasionarlo.

Aliviar y curar...

Uno de los momentos más humanos de la entrevista llegó cuando reflexionó sobre su rol como médico. “Nunca me sentí superior a nadie. Mi tarea era como la del panadero, el que barre la calle, o el que construye un edificio. Cada uno cumple su función en la sociedad”, expresó. Pero también reconoció que el poder de aliviar o curar es una de las experiencias más intensas que puede vivir una persona.

Más la pantalla que el rostro...

Sobre el presente de la medicina, fue crítico pero justo. Reconoció avances clave, especialmente en tecnología y acceso a la información, pero también advirtió sobre la “medicina defensiva”, el miedo a equivocarse que a veces aleja al profesional del paciente. “Hoy se consulta más a la pantalla que al rostro. La inteligencia artificial puede tener millones de casos, pero no reemplaza el tacto, la escucha, la mirada”, señaló.

Falta de médicos

En su visión del sistema de salud, apuntó a problemas estructurales: falta de médicos en el interior, colapso en las emergencias y necesidad de descentralización. Apostó por fortalecer la atención primaria y abrir centros con servicios básicos de guardia en zonas densamente pobladas, para aliviar la carga del hospital central.

Vivir nuevas aventuras...

Ahora jubilado, admite que el silencio del celular y la ausencia de consultas fue un impacto. “Es como sacar el cambio del auto. Uno sigue rodando con el impulso... pero llega el momento en que hay que encontrar una nueva zanahoria, un nuevo foco”. Reflexiona con sabiduría sobre esta etapa, alentando a otros jubilados a no quedarse en “modo avión”, sino a reinventarse y vivir nuevas aventuras.

Escuchar...

La historia del Dr. Carlos Rattin es más que una despedida: es una celebración. Su legado vive en sus pacientes, en sus colegas, y ahora también en su hijo médico. En un tiempo de velocidad e inmediatez, su voz nos recuerda que el verdadero acto de curar comienza con algo simple, pero poderoso: escuchar.

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