Manini, Orsi y Domingo Arena /
Movimiento inesperado del presidente que replantea el tablero político
La reciente decisión del presidente Yamandú Orsi de acudir personalmente a la Suprema Corte de Justicia (SCJ) con informes médicos sobre la salud de presos de avanzada edad en la cárcel de Domingo Arena generó un inmediato impacto político. Aunque Orsi negó estar preocupado por la situación de quienes cumplen condenas por delitos cometidos durante la dictadura y aseguró que solo buscó informarse, su visita reactivó un tema sensible para el sistema político: el tratamiento humanitario de los militares presos por crímenes de lesa humanidad.
Según relató el propio presidente, el titular de la SCJ, John Pérez, le indicó que esos informes no podían ser procesados por el organismo y que debían enviarse a los jueces de cada causa. La pregunta que sobrevoló entonces fue inevitable: ¿existió algún acuerdo con Cabildo Abierto, partido que insiste desde hace años en otorgar prisión domiciliaria a los reclusos de edad avanzada? Orsi lo descartó por completo y dijo sorprenderse ante la insinuación.
Manini celebra el gesto y marca distancia
El líder de Cabildo Abierto, Guido Manini Ríos, reaccionó celebrando que un presidente asumiera el tema. Entrevistado en Teledoce, aseguró no haber hablado del asunto con Orsi y que desconocía la reunión. Sí recordó diálogos previos con el expresidente José Mujica sobre este mismo punto, cuando ambos integraban el mismo espacio político.
Manini consideró “una buena cosa” que Orsi se involucre en lo que él entiende como un “proceso bochornoso” y denunció nuevamente que existe una “venganza disfrazada de justicia” contra militares nonagenarios encarcelados. Según el excomandante, el país mantiene presos en condiciones “inhumanas”, sin cumplir la finalidad constitucional de rehabilitación, lo que convierte el sistema en un mecanismo punitivo “claramente político”.
Para Manini, en Domingo Arena hay condenados culpables, pero también “presos inocentes”, por lo que valora que Orsi no mire “para el costado”. Y aprovechó para cuestionar a sus antiguos socios de la Coalición Republicana, quienes —según él— ignoraron el tema cuando tenían mayoría parlamentaria en el período pasado.
Cruces por presuntos pactos y alineamientos
Más allá del apoyo al gesto presidencial, Manini rechazó frontalmente la idea de que Cabildo Abierto esté negociando votos o intercambiando favores con el Frente Amplio para asegurar mayorías en Diputados. Defendió que su partido vota “a conciencia” y que apoyó artículos del Presupuesto —incluyendo impuestos— porque estaba convencido de su pertinencia. “¿Tiene que haber un pacto para que votemos algo? No es así como operamos”, afirmó, aunque también reconoció que hay propuestas del gobierno que “no son de recibo”.
La controversia escaló cuando Manini sugirió que el tratamiento judicial de las causas de derechos humanos está condicionado por una alineación política dentro del sistema de Justicia. Afirmó que fiscales, jueces de primera instancia, tribunales de apelaciones e incluso ministros de la propia Suprema Corte actúan como “militantes políticos” y que las condenas responden más a decisiones ideológicas que a criterios jurídicos. “Hablar de independencia del Poder Judicial es cínico; no existe ninguna independencia”, lanzó, en uno de los pasajes más fuertes de su intervención.
Un tablero político que se reconfigura
El episodio deja expuestos varios planos de tensión. Por un lado, Orsi se ve obligado a rechazar cualquier insinuación de pacto con Cabildo Abierto, consciente de la sensibilidad del tema para la base frenteamplista. Por otro, Manini aprovecha la oportunidad para reposicionar su agenda histórica y criticar tanto a la actual oposición como a los socios de su antigua coalición.
El gesto del presidente, leído por Cabildo Abierto como una señal positiva, reabre además el debate sobre el trato a los presos de la dictadura, un asunto que divide al sistema político desde hace décadas. Lo que pudo ser un trámite administrativo se transformó en una jugada que vuelve a poner sobre la mesa viejas fracturas, sospechas de negociaciones y cuestionamientos a la independencia judicial.
En definitiva, la visita de Orsi a la SCJ movió piezas sensibles en un escenario donde cada gesto es interpretado políticamente. Y Manini, sin perder la oportunidad, convirtió el episodio en una plataforma para reimpulsar su discurso, criticar a sus adversarios y recordar que, para él, Domingo Arena sigue siendo un símbolo de un problema que —a su juicio— el país aún no ha resuelto.
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