Venezuela y el Mercosur /
Divergencias políticas y repercusiones regionales
La fallida cumbre del Mercosur volvió a dejar en evidencia las profundas diferencias políticas que atraviesan a la región en torno a la situación de Venezuela. El debate estuvo marcado por posturas contrapuestas entre los principales actores del bloque, lo que impidió alcanzar una posición común y derivó en la exclusión del tema de la declaración final.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, alertó sobre los riesgos de una eventual intervención externa en Venezuela, en un contexto de creciente tensión regional tras el despliegue de fuerzas estadounidenses en el Mar Caribe. Lula advirtió que una acción militar podría provocar una grave catástrofe humanitaria y sostuvo que la única vía posible para resolver la crisis venezolana debe ser política y diplomática, con pleno respeto a la soberanía nacional y al derecho internacional.
En la vereda opuesta se ubicó el presidente argentino, Javier Milei, quien respaldó la presión internacional sobre el gobierno de Nicolás Maduro. Milei consideró que ya no hay margen para posturas moderadas y reclamó una condena explícita del régimen venezolano por parte de la región. Esta diferencia de enfoques fue determinante para que el Mercosur no lograra consensuar un pronunciamiento conjunto.
Sin embargo, Argentina, Paraguay, Bolivia y Panamá —en calidad de Estado asociado— emitieron un comunicado paralelo en el que reclamaron el restablecimiento del orden democrático en Venezuela por medios pacíficos. En el texto expresaron su preocupación por la crisis humanitaria y migratoria, exhortaron al respeto de los derechos humanos, la liberación de personas detenidas arbitrariamente y la garantía del debido proceso legal.
Uruguay no firmó y la oposición cuestionó
Uruguay optó por no firmar esa declaración, decisión que generó fuertes repercusiones en el plano político interno. El ex canciller Omar Paganini cuestionó públicamente la negativa y se preguntó si el país continúa aferrado a una neutralidad “entre el pueblo y la dictadura”, mensaje que fue respaldado por el expresidente Luis Lacalle Pou. En la misma línea, dirigentes nacionalistas como Sebastián Da Silva y Juan Martín Rodríguez criticaron a la Cancillería por lo que consideraron un aislamiento innecesario y un “silencio cómplice”.
Desde el gobierno, fuentes oficiales señalaron que la posición uruguaya quedó claramente expresada en la intervención del presidente Yamandú Orsi, quien reafirmó su voluntad de colaborar activamente en la restauración pacífica del orden democrático en Venezuela. El presidente del Frente Amplio, Fernando Pereira, defendió esta postura y puso el foco en el riesgo que implica la presencia militar estadounidense en la región, advirtiendo que una intervención sería un retroceso histórico contrario a la tradición diplomática uruguaya.
En paralelo, Orsi mantuvo una reunión bilateral con Lula da Silva, en la que ambos mandatarios destacaron el buen estado de las relaciones entre Uruguay y Brasil y coincidieron en profundizar la cooperación regional en los próximos años.
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