Diversas investigaciones citadas por los Institutos de Salud de EE.UU. muestran que la interacción con mascotas ofrece importantes beneficios para la salud humana. El contacto, con animales reduce los niveles de cortisol, asociado al estrés, y ayuda a bajar la presión arterial. Además, contribuye a disminuir la sensación de soledad, mejorar el estado de ánimo y fortalecer la percepción de apoyo social. Los estudios también analizan los riesgos y la seguridad de llevar animales a entornos sensibles, como hospitales. Un trabajo en curso evalúa si las visitas de perros a niños con cáncer pueden aumentar la exposición a gérmenes. Pese a ello, los resultados preliminares apuntan a efectos emocionales positivos.

En el ámbito educativo, los animales se han mostrado especialmente útiles. En niños con TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad), leerle semanalmente a un perro de terapia mejoró la atención, las habilidades sociales y redujo problemas de conducta. Asimismo, niños con trastorno del espectro autista presentaron menos ansiedad y mejores interacciones sociales tras sesiones de juego con cobayos. Las mascotas también pueden favorecer la responsabilidad y el autocuidado. Adolescentes con diabetes tipo 1 que asumieron rutinas diarias de cuidado de peces demostraron mayor disciplina en el control de su glucosa. Pero, no todos es beneficio. Quienes padecen alergias pueden experimentar efectos adversos. Además, tener una mascota implica asumir responsabilidades y comprender que los animales también sufren estrés, lo que exige enseñar a los niños a reconocer sus límites. La investigación continúa para definir qué prácticas son más seguras y beneficiosas tanto para humanos como para animales.