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Cada 6 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Parálisis Cerebral, una fecha dedicada a visibilizar esta condición neurológica y promover la inclusión, la accesibilidad y los derechos de quienes la padecen. La iniciativa busca concienciar sobre los desafíos que enfrentan las personas con parálisis cerebral, pero también destacar sus capacidades y logros en la vida cotidiana.

¿Qué es la parálisis cerebral?

La parálisis cerebral es un grupo de trastornos neurológicos que afectan el movimiento, el equilibrio y la postura. La palabra “parálisis” se refiere a la debilidad o dificultad para usar los músculos, mientras que “cerebral” indica que el problema se origina en el cerebro.

Esta condición puede variar de leve a grave. Aunque el daño cerebral es permanente, los tratamientos pueden mejorar la movilidad, la comunicación y la calidad de vida de quienes la padecen.

Tipos de parálisis cerebral

Existen cuatro tipos principales:

  • Espástica: La más común; provoca rigidez muscular y dificultades para moverse, afectando a veces solo una parte del cuerpo o varias zonas, incluyendo brazos, piernas y tronco.

  • Discinética: Dificulta el control de movimientos en brazos, piernas y tronco, afectando la postura y la capacidad para caminar.

  • Atáxica: Provoca problemas de equilibrio y coordinación.

  • Mixta: Presenta síntomas de más de un tipo de parálisis cerebral.

Causas y factores de riesgo

La parálisis cerebral se debe a un desarrollo anormal o daño al cerebro en crecimiento, que puede ocurrir antes, durante o después del nacimiento.

Causas congénitas (antes del nacimiento): cambios genéticos, malformaciones cerebrales, infecciones maternas o lesiones en el bebé en desarrollo.
Causas adquiridas (después del nacimiento): infecciones, problemas de flujo sanguíneo al cerebro, accidentes o traumatismos, y otras lesiones cerebrales en los primeros meses o años de vida.

Factores de riesgo incluyen nacimiento prematuro o de bajo peso, múltiples gestaciones, complicaciones durante el parto, enfermedades maternas, exposición a químicos tóxicos y problemas de compatibilidad Rh.

Signos y diagnóstico

Los signos pueden variar según la gravedad y el tipo de parálisis cerebral. Entre ellos se incluyen retrasos en el desarrollo, tono muscular anormal (rigidez o flacidez), movimientos incontrolables, temblores, dificultades para caminar o usar las manos, y problemas de postura.

El diagnóstico se realiza mediante la vigilancia del desarrollo, pruebas de detección, evaluaciones médicas y estudios por imágenes o genéticos. Es clave la observación temprana para iniciar intervenciones lo antes posible.

Tratamiento y prevención

Aunque no existe cura, los tratamientos pueden mejorar la vida de quienes padecen parálisis cerebral. Entre ellos destacan la terapia física, ocupacional y del habla, el uso de aparatos ortopédicos y andadores, medicamentos y, en algunos casos, cirugía.

Si bien no se pueden prevenir los factores genéticos, algunas medidas reducen riesgos: atención prenatal adecuada, vacunación contra infecciones maternas y prevención de traumatismos en bebés mediante sistemas de seguridad adecuados.

El Día Mundial de la Parálisis Cerebral recuerda la importancia de la concienciación, la inclusión y el acceso a tratamientos adecuados, promoviendo una sociedad más equitativa para quienes viven con esta condición.

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