Botafogo se coronó campeón de la Copa Libertadores por primera vez en su historia el pasado sábado en el estadio Más Monumental de Buenos Aires, donde plasmó el favoritismo que ostentaba en lo previo a la final y se impuso 3-1 al Atlético Mineiro, pese a jugar en inferioridad numérica prácticamente todo el partido. El líder del Brasileirão, un equipo de vocación ofensiva por naturaleza y por las características de sus veloces hombres de mitad de cancha hacia adelante, demostró que también puede replegarse y aguantar un resultado. De hecho, con un 22% de posesión del balón se llevó un sorpresivo 2-0 al descanso.

Atlético Mineiro salió con tres cambios al segundo tiempo y de inmediato obtuvo réditos. Al minuto y medio Hulk ejecutó un córner desde la izquierda y el que descontó con un golpe de cabeza en solitario fue el chileno Eduardo Vargas, uno de los tres jugadores en los que confió Milito para buscar la remontada.

Tuvo y generó posibilidades de lograr la igualdad, pero en los descuenttos llegó el tercero por intermedio de Junior Santos para el 3 a 1 final, de esta manera, Botafogo ganó la Copa Libertadores de América por primera vez en sus 120 años de vida.