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Todos pueden mirar con optimismo las elecciones nacionales que se vienen.  Vamos a pararnos en el vértice del Frente Amplio y su fórmula de Yamandú Orsi y Carolina Cosse. Nadie de los que hacen encuestas dan al partido de izquierda en menos del cuarenta por ciento. Por lo que la base será ese, o cuarenta y dos o más. Cada punto de esos son clave. A eso le agregamos dos puntos de enorme importancia. Por un lado tenemos que los frenteamplistas se pusieron como meta llegar a los trescientos mil votos en las pasadas elecciones internas donde el voto no era obligatorio. Sin embargo pasaron raudos los cuatrocientos mil por lo que más que cumplida la meta y de por sí con un número que asusta ya que se votaba si se quería, en invierno y en plena Copa América, sin sanciones para los que no fueran a ejercer su derecho. A eso le debemos sumar un punto que a veces se olvida y es que normalmente el Frente Amplio crece de la elección nacional en primera vuelta rumbo al ballotage. No implica que esto sea una ley, no implica que esto vuelva a pasar, pero se viene dando. Por ejemplo en la elección del año 2019 el Frente Amplio creció, más bien dicho la fórmula que representaba a este lema, al punto que descontó miles de votos que llevaban los encabezados por Luis Lacalle Pou y Beatriz Argimón.

De pensar en esto, de pensar en los más de cuatrocientos mil votos, de pensar en el cuarenta por ciento largo y sumarle que el FA crece en las segundas vueltas podríamos decir que los frenteamplistas tienen razones para soñar. Y eso no lo decimos mirando programas ni candidatos sino datos que hay que tener muy en cuenta. Claro, de a poco iremos desgranando otras variables que no son tan afines a las fuerzas de izquierda pero que hacen al análisis que venimos haciendo.

Hagamos ahora un salto hacia la otra orilla y miremos desde la coalición multicolor. Por ejemplo, bien fundados tienen sus pretensiones de seguir gobernando la nación. Uno de los puntos donde se pueden apoyar los partidos nacional, colorado, cabildante e independiente, es que el plebiscito por la Ley de Urgente Consideración fue una prueba de fuego, justo además cuando subía el costo de los combustible por el famoso precio de paridad de importación. En ese marco toda la coalición apuntaba para un lado y el Frente Amplio y el PIT CNT para otro. Sabemos que ganó y muy bien la papeleta que marcaba que se mantenía la LUC. Mirado en términos electorales la coalición le ganó, no por mucho pero bien al Frente Amplio y sus fuerzas de izquierda. A eso le agregamos que se venía de un ballotage donde Lacalle Pou le ganó a Daniel Martínez, o sea que casi a medio camino del actual gobierno hubo una especie de plebiscito y el gobierno lo ganó. Ya nadie habla de la LUC pero en su momento era el tema en el candelero de cada día de la política uruguaya.

A todo esto debemos agregar algo que es fundamental y es que en las pasadas elecciones internas de los partidos políticos, si sumamos los votos del Frente Amplio por un lado y de los partidos que están en el gobierno por otro da una victoria por alrededor de veinte mil votos a la coalición.

Por lo tanto en tres instancias consecutivas, el ballotage, la LUC y las internas la coalición le ganó, nunca por mucho es cierto, pero le ganó a las fuerzas de izquierda.

Conviene agregar un dato interesante, cualitativo, pero que no se puede soslayar. Si hay un partido militante donde su gente asume que debe estar sí o sí es el Frente Amplio. Por lo que es dable suponer que de los que no fueron a votar en las internas habría más preferencias por los partidos tradicionales, CA y el PI. Esto es razonable pero no una ley. Sí esperable por lo que desde este lado del análisis bien podemos decir que la coalición tiene mucho para estar feliz rumbo a octubre y noviembre.

 

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