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Lo del titulo, representa basicamente el pensamiento y juicio personal que la propuesta de reforma de la seguridad social que promueven el Pit-Cnt, y sectores de la izquierda radical, junto con sectores del Frente Amplio nos genera. Anoche, el presidente de la República, actuó como debe hacerlo un republicano que mira y se preocupa realmente por el futuro del país y su gente, alertando de los riesgos que produciría de aprobarse la propuesta con rango constitucional que alienta la central sindical.

Institución sindical que personalmente considero que no cumple con las normas que su actividad, reconocida, valorada y garantizada, debería tener. Porque muchas veces ha alentado paros, movilizaciones, que en vez de ayudar al país y su gente lo han complicado. Porque se preocupan mucho por generar y exigir “derechos” que después de “conquistados” aunque sean inconvenientes, exageradamente privilegiados en relación a la actividad privada y exclusivos para los empleados estatales y/o municipales, sin considerar si son servicios esenciales. Hasta van a la Organización Internacional del Trabajo (OIT)  para protestar por el avasallamiento de los derechos de los trabajadores.

Se olvidan del compromiso que tienen con quienes son sus patrones, los ciudadanos que pagando impuestos, permiten que tengan en general, mejores sueldos que en la mayoría de las actividades estatales. Si alguien se los señala, no vacilan en rechazar toda crítica y pasar al insulto sin mayores trámites. El PIT-CNT, es actualmente un sindicalismo que copio el modelo argentino-peronistas, con dirigentes que no trabajan , porque su trabajo es informar y el accionar sindical. Nada que ver con los fundadores del sindicalismo uruguayo que trabajaban como cualquier hijo de vecino y en las horas libres hacían sindicalismo 

Ayer, después de la defensa del presidente de la republica de la vigente reforma de la seguridad social, alentada y aprobada por el actual gobierno, la dirigencia del PIT-CNT brindó una conferencia de prensa, donde, como era de esperar, criticaron y pocos argumentos reales brindaron, informando del alcance de su inapelable reforma previsional.  Marcelo Abdala, el que fue a Venezuela a apoyar en nombre de todos los uruguayos  a Maduro y su repudiable regimen, como para ir teniendo idea de lo que piensa y democrata que es, afirmò textualmente: “Desde nuestra perspectiva ayer hubo un discurso falaz, manipulador, en tanto se ocultó que estamos parados en un estrepitoso fracaso para la vida de la gente de la reforma de 1996”. A lo que agrego: “se expresó un discurso absolutamente insensible” con miles de jubilados, y consideró que desde el oficialismo “más que a fundamentos, se apela al miedo y al terror de la gente”. Por lo que calificó el discurso de Lacalle Pou de “amenazante”. “Se menciona una presunta certeza jurídica, que siempre es para el gran capital, y no para la vida de la gente. Realmente a nosotros nos parece que el objetivo del discurso tuvo mucho de atemorizar a nuestro pueblo”, agregó.

Nada dijo de las propuestas de congelar la edad jubilatoria en 60 años, cuando en el mundo en general, ante la mayor expectativa de vida, es de 65 años. No explican cuanto costará y como se financiará el llevar la  jubilación más baja al valor del salario mínimo nacional, ni tampoco tienen en cuenta las consecuencias económicas, legales y jurídicas que implicaría la eliminación del ahorro individual de las Afaps.

Tampoco explican ni tiene en cuenta porque  todo el sistema político en general, salvo los sectores radicales, han rechazado la reforma constitucional que propone el sindicalismo. Tampoco atienden lo que han expresado 110 economistas, la mayoría de izquierda, que calificaron la propuesta sindical como:"una pésima iniciativa, regresiva y temeraria",  que elevaría el gasto estatal a cifras siderales que el país, hoy con 23.000 millones de dólares de ahorro en las Afaps,  no esta en condiciones de pagar y sostener en el tiempo. Se habla de que se necesitarían más de 1.100 millones de dólares extras por año para igualar jubilaciones y pensiones al salario mínimo nacional. Recursos que el país no posee y que son equivalentes al 1,5% del Producto Bruto Interno (PBI). Bajar la edad de retiro a 60 años supone una suba del gasto estimado en el entorno de los 3.000 millones de dólares, incluyendo al BPS y a las cajas Militar, Policial y Paraestatales, lo que  equivalente al 4% del PBI. Gastos que impedirían  atender la pobreza, especialmente en los círculos de la niñez y adolescencia. Todo obligaría a un aumento importante de los impuesto en general, por lo que el supuesto beneficio para las más bajas jubilaciones y pensiones, se licuaría con una nueva  extrema y exagerada presión fiscal. Suma de razones más que válidas para entender que mas que una reforma es una forma de hipotecar el futuro del país y de las generaciones futuras. Algo que solo mentes extraviadas pueden alentar y votar.

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