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Se puede decir que todo el sistema penal es el conjunto de disposiciones legales e instituciones del Estado, cuyo objetivo es la ejecución de sanciones penales de privación de la libertad individual. Sin embargo, el régimen penitenciario es la suma de condiciones que requiere una institución para alcanzar el logro de los fines que tiene cada sanción penal respecto a su destinatario. Por lo que estamos ante un problema complejísimo que nos interpela como sociedad.

Recordemos que estamos en cifras récord, más de 16 mil personas privadas de libertad en todo el país, a lo que se suma que ya pasamos las mil mujeres en esa condición y que a este ritmo no sabemos dónde podemos terminar pues cada año se suman mil nuevas personas a la situación de privación de la libertad. Por eso es bueno recordar que cada persona tiene derecho a la educación (…). "La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales.” (Declaración Universal de los Derechos Humanos, Art. 26).

Desde hace 16 años el sistema carcelario transita un proceso de cambio que abarca su estructura y la concepción sobre la privación de libertad. A partir de 2005 comienza una serie de cambios determinantes que ponen foco en la crisis del sistema penitenciario.

Se generan debates con relación a los centros penitenciarios y la rehabilitación de las personas privadas de libertad. Son visiones encontradas que redundan entre el castigo y la privación de libertad como una oportunidad para incorporarse a programas de trato (educación, trabajo, etc.) y de tratamiento (programas específicos para intervenir sobre las necesidades criminógenas asociadas a la conducta delictiva).

Una buena parte nos puede acercar la educación no formal. Se entiende por educación no formal a un espacio que garantiza el derecho a la educación por un lado, y por el otro, tiene potencial para llegar a todos durante toda la vida garantizando la posibilidad de alcanzar aprendizajes, en la acción y relación educativa.

En esta campaña electoral que está finalizando se ha hablado poco de este tema pero no debería haber sido así ya que si se mejora el sistema penitenciario podría mejorar la reincidencia de los ex reclusos, o sea bajar la cantidad de delitos que cometen las personas que pasaron por el sistema penal y eso se logra con educación y oportunidades de trabajo al salir de la cárcel.

Los últimos números que hemos escuchado hablan de que por ejemplo hemos tenido reincidencia en siete de cada diez ex convictos lo que pone en debate lo que sirve o para lo que sirve el sistema penal. Por lo que si podemos dar pasos rumbo a mejorar el sistema penal estaremos, arreglando lo de adentro, solucionando mucho de lo afuera que es lo que tenemos que hacer para mejorar finalmente como sociedad pues acá está una de las patas que tenemos que afrontar y mejorar.

En este marco creemos que la educación puede dar una gran mano, sin olvidar que ya se vienen haciendo cosas importantes, se dictan clases y cursos entre los pabellones de los establecimientos carcelarios, incluso hay reducciones de penas en la medida que se estudia o trabaja. Pero hay que avanzar en esto, levantar los porcentajes de los reclusos que estudian, que se forman, carreras, cursos, que terminen secundaria sirve para dar esos pasos clave que nos acerquen a bajar el delito en sus mil formas.

Ojalá que luego de estas elecciones se logren acuerdos y consensos sobre este tema entre todos los partidos y se generen apoyos económicos que aporten educación al sistema penitenciario pues es la forma de empezar a revertir los problemas de inseguridad que estamos viviendo.

 

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