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¿Por qué somos un país ganadero? Otros Estados explotan sus riquezas minerales y algunos son específicamente agrícolas. Y también hay naciones como Japón, que son estrictamente industriales. El caso japonés se explica fácilmente. Tiene muchísimas islas, donde es escasa la tierra productiva. La mayor parte, su suelo es volcánico.

Israel es otro ejemplo. No posee un suelo fértil, es industrial, aunque con mucha inteligencia, inversión y tesón explotado la agricultura y la fruticultura. Es industrial por su gran capacidad tecnológica nada común. Pero vuelvo a la pregunta inicial: ¿por qué nuestro país es en gran medida ganadero? En primer lugar porque  tiene un clima en general benigno, buenos campos donde se desarrolla natural pastura a lo que se suma trabajar adecuadamente para ese fin las padreras que se cultivan para alimento del ganado vacuno. Hasta en nuestro Norte con su basalto, se explota la ganaderia,  ahí  mucho ganado lanar. Sin duda el Uruguay es un país ganadero hasta por razones históricas.

Cuando los conquistadores españoles llegaron al Río de la Plata en el siglo XVI, hallaron en su margen izquierda comarcas onduladas y fértiles, de clima templado, con numerosos ríos y arroyos, con espesos montes en sus orillas, pobladas por tribus indígenas en estado salvaje. Sus riquezas naturales eran poco interesantes para los españoles, ellos aún soñaban con el mito de “El Dorado”. Por lo tanto, estas tierras eran consideradas por los españoles como tierras sin ningún provecho. Al entrar en el Río de la Plata, e internarse en los ríos Uruguay y Paraná, los exploradores buscaban un nuevo camino hacia el Alto Perú en busca de oro y plata. Por otra parte, las condiciones vitales de este territorio eran las menos propicias para la instalación de poblaciones, ya que carecía de productos naturales de calidad, por lo que los colonos no tenían más sustento que el cultivo de pequeños predios. Pero pronto la "tierra sin ningún provecho" se transformó en una zona disputada por dos imperios, el español y el portugués.       

Hernando Arias de Saavedra, conocido comúnmente con el nombre de Hernandarias, nació en el Río de la Plata, fue el primer Gobernador criollo de la ciudad de Asunción. Durante su gobierno, que duró 15 años en tres períodos, llevó a cabo importantes obras. 

A fines de 1607, Hernandarias cruzó el río Uruguay, ingresó a la Banda Oriental. Así comprobó que al tener muchos arroyos y quebradas y riachuelos cercanos unos de otros y de mucha pastura, leña y madera, mostraba las mejoras condiciones para estancias en que se criarían  ganado y para hacer molinos, que es lo que aquí falta, y todo con tan gran comodidad que se puede embarcar desde las propias estancias a bordo de los navíos gran suma de corambre y otros frutos de la tierra…

Años después, el nuevo adelantado Ortiz de Zárate se hizo responsable de introducir ganado desde el Alto Perú. La palabra “estancia”, aparece por primera vez en ‘La Española’, actual Santo Domingo, capital de la República Dominicana, en pleno Caribe, para designar tierras de labor o de cría de ganado de importantes dimensiones. Las extensiones menores se llamaron “caballerías”.

Se cree que estancia, viene de estarse, poblar, llevar gente, animales. Las parcelas menores destinadas al cultivo de cereales u hortalizas se llamaban Chacras, término quechua venido del Perú. Tanto creció el ganado de la primera estancia, que de allí salieron los ganados para poblar el territorio de lo que hoy el denominado Cono Sur, con nuestro país incluido. Se produjo en el campo, la reproducción del ganado que, dada su libertad, se hizo salvaje e inmanejable. Hacía peligrar las poblaciones rurales y las huertas. Cundió entonces el ocio de los paisanos, que no podían cultivar con el cuidado que se requería. Además la comida siempre estaba a mano, pues era muy fácil carnear una vaca.

Años después se daría el “permiso de vaquería” que autorizaba a matar animales salvajes con la única condición de reintegrar el cuero.De esta abundancia de las primeras estancias, proviene nuestra característica como país. Por ello fuimos, somos y seremos un país ganadero.  Así se genera el porque de nuestra riqueza ganadera, gran fuente de recursos, que caracteriza definidamente a nuestro país. Algo que debemos  tener en cuenta y que revitalizando aquello de que  “El pasado es el mejor maestro del futuro”.

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