Entre el "dialogo" interesado y el respeto al soberano
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Por José Pedro Cardozo
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Tras confirmar la Corte Electoral que en el reciente plebiscito donde la ciudadanía se pronunció sobre la propuesta reforma de la seguridad social alentada por el PIT-CNT, la misma fue rechazada por una amplia mayoría (solo obtuvo el 38,2% de los votantes ). Un pronunciamiento que dejó en claro que de hecho, se acepta y tiene amplio apoyo la reforma del sistema previsional, alentada y puesta en ejecución por el gobierno nacional.
De esa forma, se puso en marcha la aplicación de una serie de medidas, que permiten que el sistema, altamente deficitario como es notorio, no colapse, y comience a aplicarse medidas lógicas, entre ellas la vigencia nuevamente, de que la edad de retiro será de 65 años, como ya había establecido años atrás, en una administración del Dr. Sanguinetti. Todo, los que en la segunda administración de Vazquez, se dejó de lado, para dar respuesta a los reclamos de los denominados “cincuentones”.
A las pocas horas de ese resultado y de que se daba el inevitable balotaje o segunda vuelta, tanto desde el PIT-CNT como desde el Frente Amplio, se anunció que en caso de que el FA sea gobierno, se alentará un “dialogo social” para modificar la actual reforma jubilatoria.
De esta forma, como lamentablemente ya pasó, si el país pasa a ser gobernado por la izquierda, se apuntaría a desconocer el resultado de un plebiscito, donde notoriamente la ciudadanía lo laudo en forma muy clara y contundente.
Ante esta posición apuntamos a que con el planteo de llamar a un “dialogo social” o “dialogo nacional” se apunta a la nada. La banalización del tratamiento de algunos problemas. Todo mediante una estrategia, que se basa en que varias personas afirman o sostengan que la solución para los temas más relevantes que enfrenta nuestro país es convocar a un “gran diálogo nacional’” a lo que se suma a que en la tarea, por el tema que sea, se debe debe “tener la más amplia participación’” , indicándose que “deben estar involucrados todos los actores políticos y sociales” a los efectos de “ alentar y darse una discusión profunda’” todo apuntando al objetivo de “alcanzarse consensos para construir políticas de estado’”. En palabras más o menos, a tratar de modificar lo que rige, sin exponer en forma clara a que se propondría, como se aplicaría, gestionaría y financia.
Y como sabiamente el lenguaje popular ha establecido, cuando quieres complicar y no llegar a nada o a modificar algo, manejado por unos pocos, lo mejor es formar una comisión. Algo que en la práctica es lo que se propone para desconocer lo que decidió la mayoría y apuntar a lograr lo que propone una minoría.
Porque por encima de los intentos de banalización cultural y de minimizar la significación que tiene el verdadero intercambio con el otro, parece fundamental, en un país tan pequeño como el nuestro, que algunas respuestas no solo vengan del sistema político, sino también, tanto del sector productivo, económico y social, como ha reivindicado notoriamente algunos movimientos nacionales.
Porque no se trata de que haya contrapesos, sino más bien de que se puedan sintetizar de forma coherente los intereses del país. Todo, con el deseable compromiso y seriedad, dejando de lados intereses políticos, sindicales, como notoriamente se maneja, cuando tras los plebiscitos, adversos a los intereses de ciertos sectores, se apunta esto del “dialogo” para así tratar de revertir lo que la ciudadanía por mayorías, decide.
Porque hay que entender y atender, que cuando desde la izquierda se logra el apoyo ciudadano, se habla y se dice que “el pueblo juzgò” pero cuando no logran el apoyo, siempre hablan de que debe darse una discusión profunda’ y “ alcanzar consensos y construir políticas de estado’”…
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