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Cuando la semana pasada, en medio de los días de intenso calor y humedad, los pronósticos meteorológicos anunciaban la proximidad de “un frente frío”, no fueron pocas las personas que preveían un aumento en las enfermedades respiratorias. Y así fue. Las temperaturas bajaron considerablemente y de forma abrupta. Resultado: muchísima gente con resfrío, gripe, alergias, etc. En estas horas, las puertas de emergencia, tanto del Hospital como del Centro Médico están bastante colmada de consultantes por estas afecciones. En los centros educativos, se ha notado también la falta de varios alumnos que apenas empezaron las clases, ya “cayeron en cama”. Incluso escuchamos a un médico que decía: “si se pudiera usar tapaboca, no estaría nada mal”.

Como si fuera poco, está circulando algún que otro pronóstico meteorológico que habla que en próximos días tendríamos nuevamente un ascenso muy notorio de temperatura (hasta hay quienes hablan de ola de calor). ¿En serio volverá el calor intenso? ¿Otra vez se empecinará con los salteños? Ahí sí que sería complicado el panorama.

Una asidua lectora de LA PRENSA, entre varios comentarios que nos hacía ayer respecto a diferentes noticias, nos hablaba también del frío y del calor, y según ella, esto influye en la economía de su hogar más de lo que uno podría imaginarse. El tema es que “en lo que se me va más la plata a mí, es en la comida -nos decía- y cuando hace frío cocino comida de olla como para tres o cuatro días, cosa que con el calor es imposible, porque no dan ganas ni de cocinar siquiera, y menos de comer comida caliente”.

Pero a la vez, comentaba lo difícil que está “parar la olla”. Además que hay verduras y otros alimentos con precios muy elevados, nos decía ella: “¡la carne!, ¿usted se dio cuenta lo que cuesta cualquier puchero con hueso?...Yo últimamente estoy comprando mucho pollo y bondiola, pero igual, está todo tan caro…”.

Y como una cosa lleva a la otra, se nos dio por rastrear el origen de la expresión “parar la olla”. Resulta que se utiliza en varios países, siempre en referencia a la acción de proveer el sustento o ganarse la vida. Suele usarse en contextos donde alguien trabaja o hace esfuerzos para conseguir dinero y así mantener a su familia o a sí mismo.

Pero además, en un modo literal, refiere a la acción de cocinar, ya que para que la olla quede "parada" en el fuego, debe haber suficientes alimentos adentro. Claro, figuradamente, implica realizar cualquier tipo de trabajo o actividad económica para poder comer y cubrir necesidades básicas. Dice la Real Academia Española por otra parte, que en algunos casos, también puede tener “un matiz de esfuerzo o dificultad, destacando la lucha diaria por el sustento”.

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