Anotaciones Callejeras
El envenenamiento de perros y gatos no es un tema nuevo, pero con frecuencia vuelve con cierta fuerza. Es lo que está pasando estos días en los más diversos barrios de la ciudad y, según nos comentaban ayer, también en pueblos del interior (“más de lo que uno se imagina”, nos decían). Hay que decir una vez más, como tantas veces, que dejar veneno del tipo que sea en cualquier parte es una acción que bien podría calificarse hasta de criminal. Porque más allá de los animales muertos (y que evidentemente nadie tiene derecho a matar así porque sí), ¿qué pasa si uno de los tantos niños que a diario juegan en las veredas, toma contacto con estos productos? Eso por dar solo un ejemplo de lo que puede pasar. Sin dudas, la responsabilidad de algunas personas, a veces brilla por su ausencia.
Y ya que estamos con el tema de la responsabilidad (o irresponsabilidad) en determinadas acciones, aunque cambiando un poco de tema…Desde hace un tiempo, la mayoría de las paradas de ómnibus tienen recipientes para residuos. Sin embargo, el uso que se hace de ellos, deja mucho que desear. Ya no se trata solo de aquellos malentretenidos que los rayan con fibra, corrector, o hasta los pintan con aerosol, sino de cuestiones más dañinas incluso. Hay algunos agujereados con fuego (de cigarros seguramente), otros trabajosamente cortados quizás con trincheta…Además que mucha gente tira en ellos elementos que sin dudas no corresponde: yerba, tierra, y todo lo que uno pueda suponer y más. Lamentable.
Claro, si uno presta atención dentro de los ómnibus del transporte urbano, la situación no es muy diferente en asientos, cortinas, etc. También las propias garitas sufren permanentemente roturas y otros estragos. Aquello que “lo que es de todos tenemos que cuidarlo entre todos”, a veces no da mucho resultado que se diga.
Últimamente, llama la atención de los salteños la cantidad de peleas (discusiones pero también agresiones físicas) entre cuidacoches del centro. Uno de ellos narraba hace unos días a periodistas de este diario, que “hay roces que vienen de cuando estábamos todos en el mismo sindicato, después hasta hubo problemas de falta de plata y acusaciones para todos lados, y terminó todo mal…”. Pero además, aparentemente el principal motivo de las disputas es que unos ocupan lugares destinados a otros cuando estos no están: “por algo a cada uno se le dio un lugar y eso hay que respetarlo”, decía este hombre. Por otra parte, es continuo el conflicto “entre nosotros, los que somos autorizados por la Intendencia y los que ni siquiera figuran en ningún lado pero se meten en todas las paradas a molestar”. Tal vez haya que revisar este tema por parte de las autoridades.
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