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Innumerables saludos y felicitaciones recibió La Prensa en estos últimos días. El sábado, la OPI (Organización de la Prensa del Interior) inauguró la Sala de los Presidentes, donde reposa el cuadro de Don Alfonso Cardozo, impulsor de la segunda época de este vespertino. La alegría y el orgullo de quienes hoy llevan el timón, José Pedro Cardozo, José Antonio Cardozo y Juan Pedro Cardozo es notoria y no es para menos. El mismo sentimiento se transmite de forma más que visible a todos quienes formamos parte de la empresa. Así que vaya un enorme agradecimiento por cada saludo recibido, que solo confirma que La Prensa sigue siendo un diario no solo valorado y respetado, sino también sumamente querido. Quizás el broche de oro es una frase de nuestro compañero de tareas Fabián Bochia: "Cabe entonces decirle a OPI que tiene espacios en su pasado que iluminan el presente".

Ayer, como suele decirse y ya es una frase más que hecha, el país se partió a la mitad. Jugaban los dos grandes del fútbol uruguayo. Pero lamentablemente, y en esto seguramente hay una coincidencia absoluta entre el 99,9 de los uruguayos, no será nunca más una fiesta mientras no veamos a las dos hinchadas -con buen comportamiento obviamente- dentro del estadio. Del estadio que sea. Al haber solo una, le falta la sal y la pimienta a la comida, ¿se entiende?

Y fíjese usted lo que puede llegar a ocurrir…Si el próximo domingo ganara Peñarol y por lo tanto se consagrara Campeón Uruguayo, al jugarse en el estadio de Nacional y solo con hinchas locatarios, no habría ni vuelta olímpica, ni entrega de copa ni de medallas…Triste este fútbol uruguayo. ¿Y por culpa de quién? De los desubicados que nunca faltan y solo entorpecen todo y obligan a medidas tan drásticas y extremas como estas.

Hoy es 24, estamos exactamente a solo un mes de la Nochebuena, de destapar la sidra y partir el pan dulce. Precisamente la elaboración y venta de estos panificados está siendo para muchos, desde ya, un ingreso entra en sus hogares.

Pero sin alejarnos de los panificados, en la mañana del sábado nos hablaba por teléfono un hombre que se identificó como “un lector de la zona entre los barrios Paso del Bote y La Estrella”. Nos contaba que en la panadería de su cuadra, compra la galleta a 145 pesos el quilo. Su planteo era que, según entiende “no puede estar tan caro un producto de primera necesidad”, y agregaba “hay panaderías un poco más lejos que la tienen a 90 o 100 pesos, pero yo no puedo casi caminar…¿No les parece que alguien debería controlar? ¿O nos tenemos que conformar con que deben ser de menor calidad, como me han dicho varios? A esta altura de mi vida lamentablemente no puedo pagar calidad, solo busco precio…”. En fin, dejamos planteada la inquietud del hombre.

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