A 11 años del cierre de PLUNA
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Por Jose Pedro Cardozo
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jpcardozo@laprensa.com.uy

Uruguay durante 75 años, tuvo una aerolínea de bandera: PLUNA (Primeras Líneas Uruguayas de Navegación Aérea). Fue un orgullo, porque tenia un record mundial; nunca tuvo un accidente que cobrara vidas de sus pasajeros. El mantenimiento de sus aviones, fue algo que la distinguió y mucho se valoró.
Sus primeros servicios fueron hacia al interior del país, con dos biplanos bimotores de Havilland D.H. 90 bautizados con los nombres de "Churrinche" y "San Alberto" - siendo nuestro Salto, el primer destino regular comenzando en noviembre de 1936.
Posteriormente fue equipándose con mejores aviones y con los emblemáticos DC3 voló a Salto y con escala en Nueva Hespérides, se volaba a Córdoba, Argentina, y hubo en los 50-60, un servicio especial entre Montevideo-Salto -Buenos Aires – Montevideo. Fueron de los mejores años con un servicio que tenía su público, contando con una agencia instalada en un salón comercial de calle Uruguay en su cuadra de 1.000 y un mini ómnibus para trasladar al pasaje que viajaba al aeropuerto.
Su fuerte, por años fueron los vuelos a Buenos Aires y posteriormente a Brasil y Paraguay. Paso por una asociación entre Pluna estatal y la empresa Varig, lo que le permitió tener un exitoso servicio a Madrid, hasta que la aerolínea brasileña se fundió y la asociación llegó a su fin. En el año 2007, bajo el primer gobierno del Frente Amplio, se realizó una segunda asociación de Pluna con una empresa que lideraban audaces aventureros: los Campiani. Gestores argentinos de inversores que habían reflotado con éxito una empresa láctea. De empresas aérea, mucho no sabían. Pero si supieron comprar 7 aviones canadienses Bombardier con capacidad para 90 pasajeros, pero sin espacio para transportar el equipaje normal de sus clientes. Buenas maquinas, pero no las mejores para una aerolínea. De esa compra, unos 203 millones de dólares, la garantía fue el Estado uruguayo. Los “inversionistas” no arriesgaron ni un dólar. Ese fue el “negocio brillante” de Astori.
El 2012, bajo el gobierno de Mujica, se decreto el cierre de Pluna, los aviones que habían costado los más de 200 millones citados, tras una parodia de remate fracasado, se vendieron en solo 77 millones de dólares.
Pero quedo de saldo, una deuda de unos 180 millones de dólares por los aviones, servicios impagos y retribuciones a los funcionarios de Pluna que quedaron en la calle, por un tiempo. En el medio los Campiani vendieron hasta la agencia céntrica de Pluna, en Buenos Aires, en una suma de casi un millón de dolares…
Después vino el invento de “vela al socialismo” de Mujica y los empleados de Pluna se gastaron mas de 100 millones de dólares más, alquilando dos aviones, de los cuales uno nunca pudo volar, porque tenia problemas con uno de sus motores. En síntesis fue una fantochada y así como nació murió. Del costo de esa aventura, nadie se hizo cargo y Juan Pueblo la pagó.
Al presente a 11 años después del cierre, los contribuyentes seguimos pagando las deudas contraídas por una “asociación costosa” con beneficio para unos vivos y una enorme deuda para los uruguayos todos.
Pero todo tiene su fin. Este año se pagará la última cuota de 11 millones, de una cuota que se fue achicando año a año, pagando puntualmente como tradicionalmente honra sus compromisos Uruguay. Así al menos, se conoció mediante la Rendición de Cuentas que posee el Parlamento a estudio.
Pero debemos tener muy en cuenta, como los defensores acérrimos de las empresas públicas, tienen en su ropero, la muerte de Pluna, la ruina técnica de Ancap, que nos costo 1.000 millones de dólares y la obra del Antel Arena, que se presupuesto en 40 millones y terminó costando 120 millones de dólares…
Algo queda claro, saben derrochar millones de dólares, hacer asociaciones increíbles, y financiar empresas inviables desde el vamos como Alas Uruguay…
Nada para festejar y lo que comenzó mal termino peor lamentablemente.
A la vista está de quien lo quiera ver.
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