¿Algún día se concretará el TLC Europa-Mercosur?
-
Por José Pedro Cardozo
/
director@laprensa.com.uy

El acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) es una de las iniciativas de integración económica más ambiciosas de los últimos tiempos, a pesar de décadas de negociaciones y de la aparente cercanía de su concreción, tras la firma en Montevideo el pasado 6 de diciembre, el camino hacia su ratificación y puesta en marcha sigue enfrentándo obstáculos geopolíticos y tensiones internas en la UE.
El contexto en el que se desarrolla este acuerdo es complejo. Hoy, los países del Mercosur —Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay— ven en esta alianza una oportunidad única para potenciar sus exportaciones, sobre todo de productos agrícolas, hacia un mercado tan vasto y sofisticado como el europeo. Para estos países, la ratificación del tratado en sus respectivos parlamentos nacionales no debería representar una dificultad mayor. Sin embargo, el verdadero desafío se encuentra en el otro lado del Atlántico. La Unión Europea, con su intrincado sistema de toma de decisiones, enfrenta una resistencia significativa, encabezada por Francia. El presidente Emmanuel Macron ha manifestado su rechazo al acuerdo en los términos en que fue firmado, calificándolo de “inaceptable”. Esta postura refleja las preocupaciones de un sector agrícola europeo que teme la competencia de los productos sudamericanos, conocidos por sus costos más bajos y su capacidad productiva masiva. Macron también ha advertido sobre la importancia estratégica de la autosuficiencia alimentaria, argumentando que en un mundo cada vez más incierto, depender de importaciones puede convertirse en una vulnerabilidad.
En el otro extremo, Alemania ve en el acuerdo una oportunidad para revitalizar su economía. La posibilidad de acceder a un mercado sudamericano con más de 150 millones de consumidores de clase media abre perspectivas de crecimiento para la industria alemana, especialmente en el sector de bienes industriales y tecnología. Para Berlín, el acuerdo no solo es una cuestión comercial, sino también geopolítica: fortalecer los lazos con el Mercosur permitiría a la UE ganar influencia en el hemisferio occidental, compensando su posición debilitada en el este de Europa frente a la crisis entre Rusia y Estados Unidos.
Este conflicto entre Francia y Alemania subraya las divisiones internas en la Unión Europea y complica el proceso de ratificación del acuerdo. Además, el ascenso de partidos de extrema derecha en ambos países añade un componente de incertidumbre, ya que estas fuerzas políticas suelen adoptar posturas proteccionistas y escépticas frente a los acuerdos de libre comercio.
El futuro de este ya postergado acuerdo, depende en gran medida, de la capacidad de los líderes europeos para encontrar un equilibrio entre la protección de sus sectores sensibles y la necesidad de expandir su presencia en mercados estratégicos. También será crucial la habilidad diplomática para articular una visión común que trascienda las tensiones internas y priorice los beneficios a largo plazo de una integración más estrecha entre ambos bloques.
El tiempo juega en contra. La prolongación de esta incertidumbre podría debilitar el entusiasmo y la voluntad política necesaria para llevar el acuerdo a buen puerto. Además, el mundo no se detiene: otras potencias, como China y Estados Unidos, continúan fortaleciendo sus vínculos comerciales con Sudamérica, lo que podría relegar a la Unión Europea a un papel secundario en el corto plazo.
El acuerdo Mercosur-Union Europea sigue siendo una oportunidad histórica, pero su realización depende de superar obstáculos políticos y estratégicos que reflejan las tensiones y prioridades divergentes dentro de la Unión Europea. La decisión final no solo definirá el futuro de las relaciones comerciales entre ambos bloques, sino también el lugar de Europa en el tablero geopolítico global. En este delicado equilibrio de intereses, el tiempo y la diplomacia serán factores determinantes.
Comentarios potenciados por CComment