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No hay una gran locomotora, un gran proyecto que pueda mover a corto plazo la economía uruguaya en forma importante. En cambio, ha habido, algunas noticias desalentadoras. Por ejemplo, Yasaki, la industria japonesa de autopartes, se va del país y se pierden 1.200 puestos de trabajo. No es la única empresa que habla de problemas de competitividad y por otra parte, la crisis de los fondos ganaderos, con más de 5000 inversores afectados, con coletazos varios, entre ellos una notoria crisis en la industria frigorífica con cientos de trabajadores al seguro de paro, suma una situación no deseable, pero que dicen los expertos en economía, no son extrañas en una economía como la uruguaya. Es normal que en cualquier país, haya empresas que ingresan a hacer negocios y otras que se van. 

A pesar de que Uruguay brinda sostenibilidad, reglas de juego claras y estabilidad institucional, la empresa japonesa y otras según se dice, están evaluando la decisión de irse. Las consecuencias, son las no deseables, por la perdida de empleos.

Ante este escenario, el gobierno de Orsi y el equipo económico que encabeza Gabriel Oddone, va a tener que trabajar mucho para poder encontrar inversiones y con ello, la creación de empleos de calidad. Todo en el marco de promesas de una mejor distribución de la riqueza nacional y de exigencias del PIT-CNT de mejora real del salario, especialmente de los que menos ganan. Todo objetivos deseables, pero en el actual escenario, de complicado logro.

No es un secreto, que los costos de la mano de obra uruguaya y su productividad, no son las mejores. Prueba de ello, es por ejemplo, que la automotriz china Lifan, que instaló una planta industrial en San José, se fue del país, porque nunca logró alcanzar la producción mínima exigida, además de enfrentar paros y huelgas, como paso en Yasaki, cortando procesos de producción.  

Atendiendo que en la formación de precios, pesan los salarios. En un escenario de menor inflación, Oddone ha sostenido, para desagrado del PIT-CNT, que es posible y hasta deseable desindexar los salarios mas elevados.  Todo ello, pronostica una pulseada importante. Sin duda, lo ideal y deseable, es que los precios reflejen los costos, lo que implica cuidar la variabilidad de los precios. En Uruguay hay agentes económicos que toman decisiones de largo plazo y por lo tanto exigen un nivel de predictibilidad. El nuevo gobierno del Frente Amplio,  de acuerdo a dichos de su futuro ministro Oddone, entiende que en Uruguay hay arreglos institucionales, de mecanismos contractuales, algunos entre privados y otros que la política ratifica y promueve que son típicamente heredados de una economía altamente inflacionaria, por lo que sostiene que habiendo alcanzado una inflación del 6%, tras lograr  reducir dos puntos en el periodo de gobierno que finaliza, se debe seguir trabajando apuntando a niveles de inflación más bajos. Lo que supone una innovación en la negociación salarial. 

Es importante, atender que felizmente el país,  hace 20 años que no enfrenta una crisis económica o financiera relevante, con alteraciones de precios relativos de manera sistémica, y eso supone que hay que empezar a razonar a nivel de la economía, tanto a nivel privado como a nivel público, de una manera distinta, y eso es lo que Oddone predica y quiere promover. La idea que propone, es a lo largo de marzo, alentar iniciativas, no alterando reglas de juego, respetando que las decisiones que ya han sido tomadas por parte de los empresarios se materialicen mediante los estímulos vigentes, pero sí pensando en cambios hacia adelante, y ese es un capítulo importante al que sumaria lograr el desempapelamiento, la desburocratización de trámites que el sector público tiene y que pesa mucho. Algo que esperemos pueda realmente realizar.

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