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Con motivo de celebrarse el próximo domingo 16 de marzo los 100 años del nacimiento de Raúl Sendic Antonaccio, como es público y notorio, en su sesión del pasado miercoles, legisladores del Frente Amplio, propusieron que la Cámara de Diputados  aprobara y brindará un homenaje  a quien se definió como luchador social, activista revolucionario, guerrillero,  quien apostó entre finales de los años 50 y comienzo de los años 60, a la lucha armada. Todo con el fin de desestabilizar al gobierno de turno, electo democráticamente, y con el fin de instalar un modelo socialista - marxista alentando así derrocar al sistema democrático, para suplantarlo por un régimen socialista- marxista como la revolución liderada por Fidel Castro instaló en Cuba. Modelo cuestionado por  su estilo de partido único, que gobierna en forma dictatorial la isla desde hace 66 años.

La historia de Raúl Sendic Antonaccio es tan compleja como la propia historia reciente del Uruguay. Su vida estuvo marcada por la búsqueda de  la justicia social, pero también por una transición polémica hacia la lucha armada. Fundador del Movimiento de Liberación Nacional – Tupamaros, Sendic fue una figura clave en la movilización de trabajadores rurales y, posteriormente, en el desarrollo de la guerrilla urbana en Uruguay. Esta dualidad entre el compromiso social y la violencia revolucionaria sigue siendo objeto de fuertes criticas.

Sendic nació en 1925 en el seno de una familia humilde, en la localidad de Chamango, Flores. Su formación como abogado lo acercó a las causas sociales, y en la década de 1950 comenzó a trabajar con “los peludos” de Bella Unión, quienes cosechaban caña de azúcar en condiciones de extrema precariedad. Esta experiencia, le acercó a las injusticias y desigualdades que sufrían estos trabajadores. Decidido a cambiar esta realidad, se dedicó a organizarlos, promoviendo sus derechos laborales y sociales.

El momento emblemático de esta etapa, fue la marcha a pie hacia Montevideo, una acción reivindicativa que buscaba visibilizar las penurias de los trabajadores rurales y presionar al gobierno para obtener mejoras en sus condiciones de vida. Esta marcha, cargada de simbolismo, mostró la capacidad de Sendic para movilizar a las masas y su habilidad para convertir la indignación en acción política.

Sin embargo, a medida que avanzaba la década de 1960, en medio de una profunda crisis económica y social. llevaron a Sendic a una radicalización de sus métodos. Convencido de que la vía institucional no ofrecía soluciones reales, fundó el MLN-Tupamaros, un movimiento inspirado en las guerrillas latinoamericanas que abogaban por la lucha armada como camino hacia la transformación social.

El MLN-Tupamaros llevó a cabo acciones como secuestros, asesinatos, asaltos y atentados, justificándolos como formas de financiamiento y propaganda revolucionaria. Estas acciones, sin embargo, generaron un fuerte rechazo ciudadano y la consiguiente represión lo que  polarizó a la sociedad uruguaya. 

Encarcelado en 1972 , Sendic sufrió duras condiciones de reclusión durante la dictadura militar (1973-1985). Su figura, sin embargo, no perdió relevancia, y tras su liberación, siguió siendo un referente para ciertos sectores de la izquierda. Murió en Paris, Francia, en 1989, dejando un legado controvertido que oscila entre la admiración por su lucha social y la crítica por su acción armada y las victimas inocentes que esas acciones generaron.

Mas allá de este analisis, Raúl Sendic Antonaccio plantea preguntas difíciles sobre los límites de la acción política y la legitimidad de la violencia como herramienta de cambio. Su historia es, en última instancia, un reflejo de las tensiones entre la búsqueda de justicia y el riesgo de desatar fuerzas destructivas y pavimentar la llegada de una dictadura.-

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