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Este fin de semana hubo una interesante agenda teatral. BRUJAS en la vieja radio Cultural, SIN TAPUJOS en la centenaria sociedad Italiana y LA VARIETE con su espectáculo en Villa Constitución. Desde siempre el teatro ha sido parte de la cultura salteña, con creadores, directores, actores y grupos de nivel.

Lo dicho no justifica que ahora haya que agregarle a la realidad artística, una manifestación lejana a los escenarios, instalada en la arena política. No es algo muy nuevo; hace por lo menos quince años que la “teatralización” de acciones políticas, ha ganado a los medios tradicionales y a las nuevas manifestaciones de la comunicación. Desde la intendencia multipartidaria encabezada por Germán Coutinho (que integró entre otros el doctor Albisu) se puso en escena actos de gobierno de dudosa existencia, pero de real financiación popular.

Recuérdese el “Paseo del Sauzal”, o algo parecido, que insumió cerca de quince millones de pesos del Fondo de Desarrollo del Interior, y nunca se vio; o el millonario trabajo de preparación de la Avenida Oribe, que fue un drama nunca resuelto.

La paternidad del “teatro político” ha sido de quienes integran la hoy llamada CORE, pero tuvo diez años de rigurosa ejecución del gobierno de Andrés Lima. No digo del Frente Amplio, porque las acciones histriónicas, no son parte de su ideología ni estrategia; aunque las infiltren seudos seguidores. Inventariar las puestas en escena del diputado y luego intendente Lima, es una tarea difícil por su variedad y volumen. Las presentaciones en redes, por ejemplo, del jerarca o sus seguidores: sus paseos en bicicleta, sus “desembarcos” llenos de sonidos, color y cero contenido ideológico; los anuncios de inversiones argentinas en Termas Daymán; sus irrespetuosidades tratando de ridiculizar a Albisu en un acto político, son todas situaciones dignas del olvido. Quizás comparables a la repugnante sátira de Orsi y Tribilín, hecha por sujetos de baja calaña. Queda claro que esas transformaciones de actos políticos en escenas teatrales de reprobable objetivo, son nada más que puestas en escenas para un público que se pretende dominar desde la ignorancia. La antítesis de los objetivos frenteamplistas. Así lo estamos pagando. Con una paliza en las urnas, que trae un gobierno opuesto al respeto por las grandes masas, a las que “desde el tablado” se envuelve para manejar con comodidad hacia objetivos anti frenteamplistas.

La obra que está en cartelera es el “Fideicomiso para recuperar orgullo”. El intendente actuó con absoluta autocracia (el Estado soy yo), armó todo su argumento en base a conceptos negadores de la participación, excluyó al Estado de los facilitadores de créditos (llamará a licitación entre privados) y apretado por las circunstancias informará al voleo en un régimen de asamblea (obviamente no vinculante), en lugar de consultar con seriedad a la oposición y las fuerzas vivas, antes de decidir. En definitiva los 2.400 millones de pesos los pagaremos todos, aún cuando él ya no esté.

Los opositores se expresarán con la carrera ya definida. Su presencia o ausencia bendecirá el procedimiento. Si sale mal…nos jodemos todos (Diccionario del Español del Uruguay; página 318).

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