Entre fútbol y discursos vacíos
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Por Jorge Pignataro
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jpignataro@laprensa.com.uy
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Ayer se jugó un nuevo clásico del Fútbol Uruguayo y, como viene pasando desde hace un buen tiempo cada vez que esto ocurre, asistimos antes y después del partido, a un espectáculo de violencia verbal a través de diferentes medios, que no deja de sorprender, y de preocupar desde luego. Porque sabido es, que la correlación con la materialización en hechos de esa violencia, resulta después casi inevitable.
Pero además, en la propia cancha se ven cosas que no parecen propias de una sociedad civilizada. Caen desde la tribuna encendedores y hasta petacas de vidrio, etc., y el partido continúa como si nada hubiera pasado, todo sigue “normalmente”. ¿Se da cuenta que vamos normalizando todo?
Ya ni siquiera me detendré a hablar de cómo tristemente nos hemos ido acostumbrando a retroceder: primero aceptamos (como cosa normal) que las hinchadas estuvieran en tribunas distintas, después a que haya grandes “pulmones” entre una y otra y miles de efectivos policiales y guardias de seguridad privada por todos lados, ahora ya nos estamos acostumbrando a que directamente se juegue con una sola hinchada...¿Hasta cuándo?
Lo que digo es que, muchos de los que dicen que se debe erradicar la violencia, que se debe apostar a la educación, a prevenir, y bla bla bla...son los mismos que desde una semana antes empiezan en redes sociales a repartir insultos (con palabras e imágenes) hacia el otro cuadro. Imágenes y textos realmente obscenos que no nos sonrojan para nada, son conocidos por todos, pero que no corresponde para el momento y el lugar: están mal ubicados. Es decir, esas provocaciones y quienes las comparten y promueven están -son- desubicados. Ni más ni menos. ¿Se entiende? Y son muchas veces las mismas personas que una semana después, ni se acuerdan de hablar del juego, pero hablan sí de quién increpó o hasta golpeó más fuerte a quién y si fulano “se achicó” o no cuando mengano puso una pierna fuerte o puso “cara de malo”.
Así no avanzaremos nunca.
Párrafo aparte merece la organización de un evento deportivo como el de ayer. Si está prohibido arrojar proyectiles al campo de juego, como por supuesto está, cuando caiga uno y solo uno debe terminarse todo. Todo suspendido y listo. Y entonces habrá protestas de quienes pagan entrada, y de quienes invierten en el espectáculo, etc., etc. No importa. Habrá protestas las primeras veces, después la gente se acostumbrará. ¿Por qué tanto miedo a suspender así, de una nomás, al primer desvío de las normas más elementales de convivencia como puede ser tirarle un encendedor o una petaca en la cabeza a un jugador? ¿Miedo a que las cosas empeoren? Creo que peor de lo que estamos, no vamos a estar.
Así que habría que hacer una pausa, no en el partido, para esperar unos minutos y seguir como si nada. Habría que hacer una pausa en tanto discurso vacío, demagógico e hipócrita y ponernos a actuar. Todo aquel que fomente la violencia, de la forma que sea, debe ser sancionado. Porque hay quienes son intocables, dicen y hacen lo que se les antoja, y encima, después se quejan, o dan cátedra de buenas costumbres. Como si fuera poco, están los que aprovechan para hablar si tal o cual ministro (y por ende gobierno) es mejor o peor que tal otro, como si el problema radicara allí… Increíble.
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