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Es notoria la falta de espacios de calidad para actividades culturales y deportivas y hasta de lugares para el encuentro de vecinas y vecinos en los diferentes barrios y localidades. A fines de 2020, pasadas las elecciones departamentales, se anunciaba que mediante un convenio entre la Intendencia y la CTM de Salto Grande se construirían y pondrían en funcionamiento cinco grandes polideportivos en diversos barrios de Salto.

Una iniciativa que resultaba muy loable en cuanto buscaba promover el desarrollo de actividades deportivas, lo cual es obviamente muy importante para la buena salud de la población, pero también para fomentar buenas prácticas y hábitos sociales y culturales.

Naturalmente que hubiera significado un esfuerzo económico muy grande. Significaba una inversión multimillonaria, en compra de predios, más construcción de instalaciones, equipamientos y utilería; además del costo permanente, mantenido en el tiempo, para el sostenimiento de una burocracia administrativa, un plantel de profesional técnico y personal de servicio, además de los necesarios mantenimientos y reposición de materiales y útiles para el funcionamiento de esos 5 polideportivos.

Esa idea no prosperó y quedó como una más de las tantas promesas en el aire del último período.

La infraestructura para del deporte, pero también para la cultura y el desarrollo de diferentes actividades es un gran déficit a atender en el corto plazo. Contar con espacios de calidad para el deporte como canchas, pistas, piscinas, etc., pero también para la cultura y actividades sociales y comunitarias, como bibliotecas, anfiteatros y salas de usos múltiples en las diferentes zonas de nuestro departamento es imprescindible.

No se empieza desde cero. En casi todos los barrios y localidades, durante décadas y con grandes esfuerzos de la propia comunidad se fue construyendo organización e infraestructura que es visible en una amplia red de clubes deportivos gestionados en forma voluntaria por vecinos con vocación de servicio.

Algunas infraestructuras se lograron con muchísimo esfuerzo y con aportes de convenios con organismos del Estado como el MTOP, seguramente son insuficientes para las necesidades actuales, pero una parte importante de la inversión inmobiliaria ya está hecha y aunque sea necesario mejorarlas, se necesitará menos dinero que para empezar desde cero.

El conocimiento de la realidad que tienen los vecinos permite brindar servicios en forma más eficiente, saben más que nadie sobre las necesidades del lugar y su participación ayudaría a resolver de mejor forma la demanda, que a veces se solucionará con algunas pelotas pero que en otros casos será necesario con obras.

También el sector público se deba mejorar su propia infraestructura. Es impostergable empezar a techar las piscinas barriales, para prolongar su uso en el tiempo, al menos en otoño y primavera. Es necesario por las virtudes de la natación como deporte, pero también por la necesidad que significa en un territorio lleno de ríos, arroyos y lagunas que todas las personas sepan nadar.

La infraestructura de calidad, descentralizada y dispersa en el territorio que podamos construir debería ser, al ejemplo del Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín un centro desde donde impulsar proyectos orientados al desarrollo educativo, cultural y social de todos los salteños. Pero también es una buena forma de tener presencia del Estado, que no se limite a la Escuela y la Policía.

¿Por qué no generar algo en el extremo este de la ciudad, que atienda a los barrios que están más alejados del centro de la ciudad?  Miles de salteñas y salteños de varios barrios que quedan relegados en el acceso a los derechos de la ciudad porque viven lejos.

En cualquiera de estos casos, implica una definición política que es la de facilitar y formalizar la participación ciudadana, tanto en la toma de decisiones sobre las inversiones más onerosas como en la gestión cotidiana. En los clubes deportivos ya la tienen, es impostergable incorporarlos en la gestión de la infraestructura estatal.

Este acto de transferencia de poder desde los gobiernos departamentales y municipales a vecinas y vecinos es clave para la construcción de ciudadanía y pertenencia a esa comunidad, sea barrio o localidad. ¿Estamos dispuestos a esta aventura?

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