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Hay un dato certero, todos los países que se han desarrollado han apuntado a la educación.

Francia, Alemania, Japón, han hecho de sus escuelas, liceos y universidades enormes lugares de inclusión, socialización y puesta a punto para el mercado laboral y la formación continua. Abandonar los estudios a edad temprana es una derrota para la persona, para la familia y para el país. Cultura y educación hacen a la vida digna, a la democracia, al bienestar social, a la mejor calidad de vida. 

Por eso nos debe preocupar el abandono en la educación uruguaya, precisamente acerca de las tendencias de jóvenes uruguayos de abandonar o posponer su formación educativa para insertarse en el mercado laboral. Pues, en Uruguay, uno de los principales problemas que se ha observado está relacionado con la población joven.

El abandono educativo en la adolescencia constituye un problema social complejo y multifactorial que impacta significativamente en el desarrollo individual y colectivo. En el contexto uruguayo, esta problemática adquiere particular relevancia, ya que incide directamente en las oportunidades de vida de los jóvenes y en el futuro del país. Por ende, es pertinente la investigación y análisis de los aspectos relacionados a esta problemática. Pues, el abandono escolar temprano es un problema social que afecta a un gran número de jóvenes uruguayos, limitando sus oportunidades de desarrollo personal y profesional.

Este fenómeno representa un desafío crucial para el desarrollo del país, ya que limita las oportunidades de los jóvenes, impacta negativamente en su calidad de vida y reduce la competitividad del capital humano uruguayo. Al comprender los factores que subyacen a esta problemática y evaluar las consecuencias del abandono escolar temprano, se busca informar sobre la problemática a través de los datos recolectados.

La deserción estudiantil de jóvenes y adolescentes en Uruguay constituye un enorme problema socioeconómico y cultural. El término deserción educativa es referido por Dzay y Narváez (2012) como el fenómeno en el cual el alumno no reingresa a los estudios que había iniciado, no se registra en la matrícula o abandona definitivamente la institución. Además, tomando la definición de González (2005), la deserción involucra “la cantidad de estudiantes que abandona el sistema de educación superior entre uno y otro período académico (semestre o año)”.

Por otro lado, Díaz (2007) define la deserción estudiantil como el abandono voluntario que puede ser explicado por diferentes categorías de variables: socioeconómicas, individuales, institucionales y académicas. Por ende, según González, citado por Díaz (2007), la problemática de la deserción debe analizarse en el contexto social y económico de la región, específicamente bajo una visión general del sistema educativo. Esto se debe a la importancia de los factores sociales que influyen en el individuo, llevándolo a tomar decisiones sobre su educación.

Considerando el contexto de América Latina, UNESCO Buenos Aires, señala que menos de la mitad de los jóvenes de 20 años logran completar la secundaria en Latinoamérica. Por otro lado, los datos analizados por CEPAL (2007), vuelven a constatar la inequidad de los sistemas al identificar quienes son los desertores y en qué sectores se concentran el abandono y la desvinculación definitiva de la educación primaria y secundaria.

Igualmente, los niveles de ingreso familiares son preocupantes: cerca del 80% de los jóvenes latinoamericanos pertenecientes a los segmentos más ricos de la población (quintil de ingresos más altos), concluyen la enseñanza secundaria. Dicho porcentaje sólo llega al 20% en el caso de los estudiantes cuyos ingresos familiares se ubican en el quintil más bajo. Además, el fenómeno de la deserción, sigue siendo mucho más agudo en las zonas rurales, llegando en muchos países a triplicar la tasa de deserción de los estudiantes urbanos (CEPAL, 2007).

Considerando los resultados del estudio “TERCE”, que señalan de manera contundente, el fuerte riesgo que la acumulación temprana de rezago escolar supone para la trayectoria posterior. Es decir, que dicho estudio basado en el análisis de trayectorias, busca cierta conexión el conjunto de dificultades evidenciadas en el nivel de la enseñanza primaria y su posible rol como “factores de riesgo” de cara a la trayectoria posterior. Este planteamiento se basa en la hipótesis general de que las experiencias escolares previas y la acumulación educativa pasada tienen un impacto en las trayectorias educativas posteriores. Por ende, se pudo concluir entre otras cosas que los estudiantes que culminaron la enseñanza primaria en situación de extraedad enfrentan, en caso de no desvincularse, “riesgos significativamente más altos de rezagarse en la EMB, una situación que se acumula al rezago que estos alumnos ya ‘arrastran’ de primaria, lo que configura una situación de extremo riesgo educativo y un fuerte desfasaje respecto a las trayectorias esperadas teóricamente.” (ANEP, 2021).

 

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