La decadencia intelectual del Frente Amplio
- Por el Prof. Manuel Flores Silva
Uno puede aprender cómo es la gente por sus características lingüísticas propias. Por ejemplo, el Presidente Orsi es un ejemplo notable de no- expresión conceptual. Es un hombre que no tiene nada que decir y, sin embargo, habla todo el tiempo. Es muy curioso el fenómeno. Contradicción insostenible en el tiempo pues naturalmente la gente deja de tomarlo en serio. Como la expresión no se le da con claridad dota a su rostro de muchos gestos. Nunca está claro cuál es el sujeto pero el predicado es ese: muecas, mímica, señas, ademanes, cejas arriba, cejas abajo. Esos gestos son algo vacíos también: cada uno los entiende como quiere. Comunicación de contenido algo incógnito, azaroso, ambiguo y voluntario de cada quién. En suma no se entiende ni su lenguaje verbal ni su lenguaje facial. Diríamos lenguaje “indescifrable”
Otro ejemplo lingüístico curioso es Carolina Cosse. Emite palabras que siempre son como dagas. Da a luz grieta palabra a palabra, grieta a grieta. Su verbo es parturiento de conflicto. Es una fábrica de fisuras sociales en cada oración. Sus vocablos y voces rompen sociedad. Cada vez que habla confronta y afrenta. No dice palabras, escupe tajos. enguaje “rupturo-agresivo”, o más directamente “sanguinolento”, podríamos denominarlo. No quiera el destino que nuestro confuso y mímico mandatario falte un día y llegue al gobierno la que hiere con palabras, la que lesiona con cada sílaba. La que quebranta y quiebra ambiente. La que odia. Es como un agente de fractura caminando: derruiría toda convivencia.
Todo esto viene a cuento de Blanca Rodríguez y su afirmación de que el Frente Amplio había creado las políticas sociales antes inexistentes.
Uno sabía que la cosa no venía bien con la afirmación inicial que había hecho la señora de que venía a “jerarquizar” la política uruguaya. Debe ser la expresión más narcisista producida en la historia de la política uruguaya. Ni Artigas. Y además patética, porque la señora justamente ha venido a “des jerarquizar” la política. Lo que no era fácil. Una vergüenza la dama.
En su egolatría en la ocasión mesiánica en que venía a jerarquizar al país agregó que no era ya más tiempo de hacerse las preguntas sino “que a partir de hoy me voy a dedicar a encontrar las respuestas” a los grandes problemas nacionales. Paren las rotativas, Blanca Rodríguez llegó para resolver los grandes problemas del país. Desubique mayúsculo. Según vemos vino a condensar la mediocridad nacional en sí misma.
Llamaríamos al fenómeno lingüístico de Blanca Rodríguez “la ausencia de teleprompter”. La señora se ha pasado 30 años leyendo un teleprompter. La gente no sabe que es un teleprompter. Es un aparato o pantalla que se pone delante de la cámara que tiene el texto lo que el locutor va a decir. La cámara ve al locutor a través de la pantalla teleprompter pero el locutor solo ve la pantalla donde leer. Lee lo que le han escrito haciendo de cuenta que improvisa. Se usa en la mayoría de los noticieros del mundo. La cámara ve al locutor pero el locutor ve la pantalla del teleprompter que está antes de la cámara.
Después de 30 años de leer noticias escritas por otros todas las noches, fingiendo que improvisaba, la novedad es que ahora el público puede conocer a la Blanca Rodríguez sin teleprompter. La auténtica, la genuina, la original, en estado puro (o impuro). La Blanca Rodríguez diciendo lo que piensa ella misma, no lo que le escriben otros. Y asusta el cráter cerebral. La afirmación de la señora es que las políticas sociales nacieron con el Frente Amplio en 2005. Así. En crudo. Entre analfabeto y atrevido. Bobón.
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