Pensando en el fenómeno Bukele
-
Por el Lic. Fabián Bochia
/
fbochia@laprensa.com.uy

Hay un problema que muchos analistas esgrimen, muchos políticos también y es hablar peyorativamente del fenómeno Bukele y presentarlo como una especie de mini dictador que barrió con los Derechos Humanos de El Salvador.
Se olvidan de un factor que no es menor, al contrario, y es el más importante, y es la gente, el pueblo, el que sufre tanto la ausencia de servicios como la ausencia de trabajo o la falta de insumos en los hospitales y que también sufrió por décadas la inseguridad representada por el tema de las maras, o sea agrupaciones mafiosas y extorsivas de jóvenes que tomaban barrios enteros. Bukele interpretó el hastío de la gente y le dio lo que quería, o sea pasó por arriba con todo y le dio tranquilidad al salvadoreño común que hoy, como lo reportan muchos informes, vuelve al espacio púbico, vuelve a las plazas, vuelve a jugar con sus hijos en calles y avenidas. Eso también hizo avanzar varios pasos al menguado comercio local y también hizo que volviera el turismo con su enorme derrame de dólares sobre la diezmada economía local. ¿Qué implicó esto? Entre otras cosas que la gente se expresa en las urnas votando en más de un ochenta por ciento al partido de Bukele. Esa lección de las urnas es para atender y entender. La gente votó por el cambio y por consolidar el modelo, no quieren ni un minuto volver atrás.
A veces ponemos demasiada atención en los Derechos Humanos de los delincuentes y no en la población común que ve violados sus DDHH a cada instante por la delincuencia y por la Estado que no asume la defensa del ciudadano común como tal. Esa gente se cansa y cuando encuentra quien la atienda se abraza a ella y lo demuestra con una fuerza colosal.
Cuando se analizan este tipo de situaciones normalmente se habla de la cantidad de personas detenidas, de la reincidencia, pero se omite hablar de la población común, de la gente que sufre los avatares dela delincuencia. Porque cuando alguien roba o rapiña lo hace sobre bienes conseguidos con esfuerzo y trabajo por otra gente. Cuando en nuestro Diario se dice que se robó una moto en la sección Policiales, no es solo eso, se llevaron el sueño, el esfuerzo, los ahorros de un salteño que apostó a ese medio para moverse, trabajar, estudiar, estar más cerca de su familia, su pareja o sus hijos. No es una moto, es un símbolo de muchas cosas para que la adquirió y el que se la roba se lleva todo eso. Todo eso que no ponemos en el balance y que obviamos cuando miremos el tipo de delincuencia o cuando analizamos sus cifras. Cuando Bukele se lleva a todo el mundo a la mega cárcel está dejando a millones de salvadoreños dormir en paz, dejar que sus hijos vayan tranquilos a la facultad, ahorrando millones de pesos a sus cuidados en rejas, alarmas, seguros, es una catarata de hechos que no podemos soslayar.
Parece mentira que esta sea la única forma, probada, de bajar el delito en cifras que realmente le cambien la vida a la gente. Pero bueno, hay que analizarlo a fondo, porque por ejemplo se puede decir que en el Uruguay no existe la pena de muerte, pero es media verdad, no existe la pena de muerte por parte del Estado pero existe la pena de muerte cuando la ponen en práctica los delincuentes y con la cadena de asesinatos que tenemos tendríamos que hacer esta salvedad cada vez que analizamos el tema. Tristísima salvedad por otra parte pero que muestra una realidad que hoy nos interpela todos los días.
Comentarios potenciados por CComment