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En una palabra, muchas veces comprendemos la grandeza de la gente, que en este mundo tan rápido, muchas veces viajamos distraídos o con esa urgencia que busca que lleguemos a nuestro punto de destino. Para quienes muchas veces transitamos nuestras calles con alguna caminata, sabemos que más allá de contar con derecho en los cruces en las esquina, la seguridad propia nos lleva a estar atentos, concentrados en el manejo de aquellos que andan en vehículos.

En las calles de Salto, todavía cuesta ceder el paso el transeúnte en los lugares que cuenta con su derecho y quienes transitan en vehículos, frenar su marcha. Generalmente el apuro o la urgencia, o aquello de que cuando se tiene un vehículo, pensar que cuenta con la posibilidad de seguir y que frene o espere el más débil. Que no solamente se da en situaciones de tránsito, sino que aquellos con poder, siempre tratan de dominar al débil, incluso con los conocimientos de las Leyes, que muchas veces el ciudadano común desconoce. En este sentido siempre es importante la formación y el conocimiento, para tratar de estar a la altura de los acontecimientos que se nos presentan a diario. Grandes líderes mundiales han marcado con frases que son partes de nuestro diario vivir, como la de Mandela que en este caso, es vital: “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”. En este caso podemos dividirla, ya que se puede ser educado con un título o sin el, pero con los conocimientos suficientes para caminar del lado más solidario.

Una palabra puede cambiar tu día o por lo menos comenzar de otra manera, algo que nos sorprendió en nuestras caminatas en la que transitamos nuestras calles y muchas veces buscando ser lo más prudente posible, cuidándonos, ya que más allá de nuestros derechos, el preservar nuestra integridad física es lo más importante, sobre todo en calles cada vez más transitadas. Transitamos por calle Juan Carlos Gómez rumbo al centro y sabemos que en el cruce con Rivera, el peatón tiene que estar atento, ya que en su gran mayoría, los vehículos creen que tienen ellos la preferencia, incluso los oficiales, entonces hay que tomar con precaución el cruce, incluso muchos estudiantes que concurren a los centros de estudios lo saben, por lo que el peatón debe esperar para el cruce.

En ese cruce, como todos los días y con la precaución que siempre tomamos, vemos que por Juan Carlos Gómez venía una camioneta, que iba a doblar hacia Rivera, el conductor se topa con una loma de burro, además que tiene que observar el tránsito por esta última. En el cruce correspondiente, observamos y vemos la mirada que el conductor iba a continuar su marcha, detenemos nuestros pasos, pero nos sorprendemos.

La voz que parte desde la camioneta, de una joven madre que llevaba seguramente sus hijos a la escuela, “perdón, perdón, perdón”, mientras frenaba para cedernos el paso. Cuando vemos el gesto y con la mano que nos permite el paso, retomamos nuestro camino, con el agradecimiento a la conductora, pero más allá de eso, nos quedó la palabra “perdón”, disculpándose de la situación.

Ese gesto realmente nos cambió el día y sabemos que ese es el camino que las nuevas generaciones vienen transitando, por lo que queremos compartir ese momento que parece tan sencillo, pero en lo personal encierra algo de aquello, que el mundo está fortalecido por los pequeños gestos.

“Perdona y serás perdonado, reconciliación de Jacob y Esaú en Génesis 33, ilustración de una tarjeta bíblica publicada por Julius Schnorr von Carolsfeld.” Y cerramos con otra frase de Mandela: "Debemos usar el tiempo sabiamente y darnos cuenta de que siempre es el momento oportuno para hacer las cosas bien".

Perdón. Pero era mi obligación mostrar el camino de las buenas acciones.

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