La Prensa Hacemos periodismo desde 1888

Me dicen que murió. Yo sé que no es cierto; que vivirá para siempre en el alma de cientos de personas. RAMÓN MACHADO SUAREZ , Machadito, el caballero que construía casas de calidad y ayudaba con fraternidad a sostener vidas ajenas, no morirá nunca. Su cuerpo dejó de vivir esta semana, pero su entrega por los demás, será eterna. Yo soy uno de los que cultivará el culto por su personalidad y bonhomía, mientras me dure la vida.

Nos dejó con más de ochenta años, pero hasta hace poco trepaba a los techos, de puro pierna, para revisar dónde había que hacer arreglos a la casa de un amigo. Vivió de su trabajo de constructor; supo tener más de una empresa, pero nunca dejó de ser el humilde

“Machadito”, brazo ejecutor de los mejores arquitectos de su tiempo: Lito Armstrong, Pilú Ambrosoni y tantos otros que fueron sus amigos y hasta compañeros de viaje. Igual de compañero fue con sus peones y capataces, de los cuales nunca se olvidaba en momentos festivos o en los difíciles.

Supe de su existencia en 1955 (¡cuánto tiempo!), cuando lo vi trabajando en la construcción del edificio de mármol de la Casa Zunini ( Agraciada y Blanes), donde llegaba en su motoneta Lambretta de color beige. Era oficial del constructor de la obra, uno de los hermanos Masor, catalanes de Chaná. Él nunca me registró, obvio: gurí de ocho años, de pantalón corto, hijo de la costurera de la mitad de cuadra... La vida nos presentó por los 90, cuando accedí a una de sus empresas (Central Inmobiliaria); desde allí fue un padre para Nilza y para mí. Paternidad que siguió ejerciendo cuando la población decidió que yo fuera intendente en 2005… ¡Agradecidos!

Quien esto lee, tiene derecho a creer que “el maestro” se ha puesto sentimental por los años; seguramente, pero este hombre que no tuvo hijos, prohijó una legión de parientes, amigos y allegados, a los que les aportó mucho más que un consejo…

El pueblo de Salto le debe un agradecimiento.

RAMÓN MACHADO le regaló cinco de los mejores años de su vida profesional (de 2005 a 2010), trabajando de sol a sol GRATIS, para su Intendencia.

Fue él quien, con inigualable capacidad técnica y ética, apoyó desde la construcción del Liceo Nº7 , a levantar la Vivienda Digna y decenas de obras. Día tras día: negándose a trasladarse en transporte oficial, usando su auto, con la nafta que pagaba de su bolsillo y lo más importante, volcando su sabiduría en la obra popular.

Hoy día hay quienes creen que ha cambiado la política; que ha dejado de ser un servicio a los demás, que sólo se trata de ganar dinero o aplausos; están equivocados. Mientras haya seres humanos como RAMÓN MACHADO, la acción política será un halago al alma: será dar sin pedir, sólo por hacer el bien.

Chau Ramón, sin lágrimas: con agradecimiento por haberte conocido.

Comentarios potenciados por CComment

Ranking
Recibirás en tu correo electrónico las noticias más destacadas de cada día.