Se nos quema el mundo
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Por Ramón Fonticiella - Ex Intendente de Salto
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rfonti08@gmail.com
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Cuando no es California, es El Bolsón (Bariloche), siempre arde algún lugar del mundo. ¿La culpa es de los descuidos, de la intencionalidad…? Toda circunstancia fortuita es válida para adjudicar la responsabilidad puntual; pero la causa final es del estado de ignición permanente a que ha sido sometido el planeta. Sin lluvias durante largos períodos, con humedales desecados, con bosques arrasados, con sobrecalentamiento permanente, la tierra ha sido empujada a la hoguera. El que no quiere ver que no lo haga: será corresponsable del cataclismo diario. Cada desatención o imprevisión puntual, son llamas que se arriman a la incandescencia general. Lo dicho no pretende ser apocalíptico: sólo un resumen de causas terribles, que generan realidades puntuales cada vez más difíciles de dominar.
Quienes vivimos en esta pequeña región, por ahora a salvo (¿?) de las grandes catástrofes de incendios de bosques y montañas, tenemos nuestros riesgos. Son por ahora relativamente controlables, pero no lo serán siempre. Si no se cambian las conductas de prevención, control de riesgos y planificación de las infraestructuras potencialmente comprometidas, estaremos en el barranca abajo general del mundo desaprensivo que nos rodea.
El ejemplo más concreto es el de los incendios del vertedero de residuos de Salto. Se ha dicho que el tema viene de 2014; no confundir causas con consecuencias. Ese año puede haber comenzado la seguidilla de efectos malsanos; las causas provienen de mucho tiempo atrás. Radican en el gobierno multipartidario de 2010/2015, que destruyó el plan de clasificación de residuos en el propio vertedero. La conducción que integraron Coutinho, Albisu, varios referentes blancos y alguno del Partido Independiente, desarmó un plan que financiaba la Unión Europea y el Estado uruguayo, transformó en tapera una infraestructura valiosa y luego derrochó fondos de ese proyecto destinados al desarrollo rural.
No paso facturas, relato una realidad que los que conocen callan y otros no saben que existe. Desde 2007 nuestro gobierno elaboró TECNICAMENTE un proyecto al que la UE convocó. Su aplicación habría cambiado totalmente la actual realidad del vertedero, la vida de los vecinos, de los sacrificados clasificadores y del medio ambiente local.
Este es un ejemplo de cómo una colectividad (la salteña) no ha tenido dirigentes capaces de construir las defensas y previsiones a su alcance para evitar “que se nos queme el mundo”. En los dos gobiernos siguientes se adoptó la misma política desaprensiva de Coutinho y Albisu: el vertedero siguió siendo un depósito de basura y nada más. Hay que cambiar la pisada. Buscar culpables sólo sirve para pensar en qué manos deben estar los gobiernos: en las de quienes piensan en todos, estudian, se rodean de técnicos y actores capaces (aunque no sean juntadores de votos). La población vota conductores, constructores de presente y futuro, administradores de bienes públicos; los referentes partidarios se eligen en los comités…
Insisto: es tiempo de instalar nuestras defensas contra la quema del mundo. Empecemos por nuestro vertedero, que no se arregla con un alambrado y ya no sólo con buldozer y retro: la solución debe ser de fondo.
Puede hacerse con esfuerzo de todos.
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