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En los últimos días de diciembre, una nota publicada en este mismo diario, daba cuenta que si de salario mínimo se trata, el Uruguay se posiciona entre los más altos de América Latina. Explicaba entonces diferentes aspectos vinculados a ello: la evolución en los últimos años, la comparación con otros países de la región, etc. Una vez que la nota comenzó a circular en redes sociales, los comentarios no se hicieron esperar, y entre ellos hubo de todo. Pero me resultó alarmante, leer a más de una persona que decía que eso no podía ser porque si fuera así, entonces no habría pobreza, o que la nota decía una mentira porque la realidad es que al común de la gente no le alcanza el sueldo para vivir dignamente...y un largo etcétera.


Es fácil advertir entonces que el problema de comprensión lectora es grave, y a veces mucho más de lo que imaginamos. Sucede que la nota en ninguna parte decía que los sueldos en Uruguay fueran buenos, ni siquiera que fueran lo suficientemente dignos para todos, ni que el salario mínimo fuera decoroso. No, nada de eso. Tan solo daba un dato completamente objetivo, se mostraba una cifra (la del salario mínimo) comparada con otras (de otros países). Todo lo demás, corre por cuenta de los análisis e interpretaciones personales de cada uno; no eran, en absoluto, cosas que se desprendieran de la nota en sí como quisieron atribuir algunos.

Otro día hablaré (y daré mi opinión) específicamente sobre los salarios en Uruguay, sobre las jubilaciones y pensiones, los costos de vida, etc. Podría adelantar que coincido con que, en general, es muy difícil vivir actualmente con la relación salario-costo de vida que tenemos.
Pero hoy solo quiero hacer notar que cuando se habla de problemas en la comprensión de textos, realmente estamos hablando de un tema muy delicado y que, nos parece, se viene agravando en los últimos quince o veinte años. De hecho, los resultados sobre Lectura y Escritura que arrojan las pruebas aplicadas a estudiantes de diferentes niveles de nuestra educación (incluida la Formación Docente), son muy malos.

Y lo que pasa cuando se lee una nota de diario, no es ni más ni menos que eso mismo. Hay un altísimo porcentaje de lectores que no comprende lo que lee. Lo dicho respecto a la nota sobre salarios, es tan solo un ejemplo. ¿Quiere otros más evidentes aún? Hay quienes leen un anuncio sobre un producto que se vende, e inmediatamente preguntan lo mismo que ya está dicho en el anuncio ("¿Es usada o nueva?", preguntan algunos tras leer "Vendo bicicleta para niño, usada, como nueva, rodado 24").

Es frecuente además, comprobar que muchas personas no logran diferenciar una información de una opinión. Aquí hablamos de un tema extremadamente delicado. Puede ocurrir que alguien actúa guiado por lo que cree que es una información objetiva, cuando en realidad se está guiando por la opinión personal de otro que vaya uno a saber qué intenciones tiene.

En instituciones de enseñanza, en el hogar, en todos los ámbitos posibles, enfatizar el trabajo en pos de mejorar la comunicación, pero muy especialmente la comprensión de mensajes, es urgente. Si mejoramos en eso, no caben dudas que viviremos mejor, porque habrá un mejor entendimiento, nada menos.

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