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Estamos en un mundo que se vive a mil, que el ritmo pasa por llegar cuanto antes y lo que ocurre en algún momento que nos asombra, con el paso de las horas. Vamos ingresando a ese espacio del olvido de lo vivido y solamente nos interesa el que vendrá, quizás es lo que nos impone el sistema, ese que te come, o deja tirado aquel que no puede estar o insertarse en el mismo.

La violencia fue ganando espacios y como que nos hemos acostumbrados a convivir con ella, más allá que se busca con leyes, tratar de frenar esa escalada, que con las situaciones que se viven a diario, muchas veces nos preguntamos si estamos en el camino correcto.

Entonces nos parece que el sistema es seguir el camino, mientras las noticias de situaciones nos van “desgajando” el corazón y aquello que se pudo evitar, nos lastima las miradas con lo que son algunas noticias.

Aquello de prevenir y tratar de corregir acciones, es algo que no es de ahora, donde basta recorrer algunas letras que sin duda del Siglo pasado, ya nos daban una visión de lo que también ocurría, con aquella canción de que “Al mundo le falta un tornillo”.

Situaciones que realmente duelen en el alma y la pregunta que queda en nuestra garganta o en la cabeza, ¿porqué?, a la que muchas veces nos quedamos sin respuesta.

Estamos en un mundo donde todo pasa muy rápido y un sistema que nos invita a seguir el recorrido, ya que sabe que muchas veces el paso de las horas va sirviendo para poner nuestra mirada en lo que viene, más allá que muchas veces nos queda esa herida de que no será sencillo sanar, menos cicatrizar, pero la vida sigue su curso.

Transitamos un mundo donde la violencia es parte del diario vivir y que nos vamos acostumbrando a situaciones que observamos, pero no actuamos, como que nos va paralizando.

Tratamos de encontrar respuestas o mirar la forma de prevenir situaciones, pero vamos corriendo de atrás, donde se fue perdiendo hasta el diálogo, donde cada uno trata de imponer su opinión, entonces uno mira que de esta forma es muy difícil poder llegar a entendimientos y después nos asustamos de lo que vivimos diariamente.

Todo es violencia y no solamente aquellos que lo hacen a través de los golpes o los que usan armas, también muchas veces el grito es parte de trasmitir, pero son tantas cosas que tenemos que mejorar, no solamente con frases que son muy lindas, pero que con el paso del tiempo, nos fuimos dando cuenta que son solamente eso.

En la urgencia por llegar y transitar el camino de la vida, vamos dejando atrás las pequeñas cosas, esas que son tan importante como para el crecimiento de las personas, pero la realidad nos muestra que el sistema sólo mira el futuro, poco importa el presente, ni que hablar del pasado. Es como aquello que en algún momento escuchamos, “el pasado pisado” y la vida continúa, la obra tiene que seguir.

Cada tanto alguna que otra noticia nos golpea y como que le prestamos la atención en ese momento, sobre todo con lo que son los incidentes de violencia que desnudan muchas veces el poco interés humano.

Se vive en un mundo tan acelerado, que muchas veces no le damos la atención suficiente a acciones y que nos golpea con una realidad que uno piensa no se podría llegar a dar, pero que cuando llegar duelen.

En lo que señala la letra del tango, “al mundo le falta un tornillo, que venga un mecánico, para que lo pueda arreglar” y cuanta razón, de lo que son los ciclos, esos que muchas veces se repiten.

Hoy a muchas cosas le buscamos la culpa en la droga, pero también habría que ver como se llegó a ella, si en algún momento la dejamos ingresar y poco importó, o no se tuvo en cuenta el daño que podría llegar a causar.

Pero claro, en este mundo tan rápido, lo más importante es como seguir y que el sistema siga en ese curso que nos lleva a acostumbramos a convivir con esta violencia cada vez más enquistada en nuestra sociedad.

Hoy el mundo tiene varios “tornillos flojos” y realmente es necesario encontrar un “mecánico” que los pueda ajustar, de eso se trata, para una convivencia mejor de la que nos toca vivir por estos días, donde duele el alma ante situaciones que se pudieron prevenir.

Nos queda ese “nudo” en la garganta y no vamos encontrar la respuesta a nuestra pregunta: ¿porqué?.

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