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Sr. Director, agradezco la publicación de las siguientes líneas. Desde mi lugar de hija me siento con una gran impotencia al ver cómo el sistema de salud público se " lava las manos" cuando de atención inmediata se trata. Si bien es entendible que hay una alta demanda de usuarios de los servicios de salud, eso no justifica que tengan a una persona sin atención ninguna en su casa, dejándola morir literalmente. Paso a detallar mi dolorosa experiencia...

Mi madre es una mujer de 69 años que tiene el servicio de salud pública, dado su condición económica y por contar con tratamientos médicos periódicos, ya que en el año 2020 tuvo su primer ACV. Su condición se agravó luego del fallecimiento de nuestro padre, en 2021, lo que a nivel emocional incidió en su cuadro.

No obstante, seguía recibiendo los tratamientos de consultas con neurólogo, atención con psiquiatra y controles generales. Su estado mental y neurológico estaban estables, con las dificultades motrices producto del ACV.

A inicios de este año, notamos que sus reflejos empezaron a deteriorarse y el habla comenzó a verse afectada. Tras consultar con el neurólogo expresó que debíamos decirle al psiquiatra que modificara la medicación.

A partir de ahí empeora el cuadro. Al no haber diálogo directo entre especialistas, siendo los hijos quienes la llevan a consulta y son la voz de los médicos, no se logró llegar a estabilizar el cuadro y fue "rebotar" esperando controles.

Sin ir más lejos, tras varias semanas de que mi madre no se alimentara adecuadamente, por la falta de poder deglutir, y no se hidratara, por ni poder succionar, su situación empeoró tras varias idas a emergencias. En su momento llegaron a decirle de "malas maneras" que colaborara, sin entender al parecer que alguien que ha tenido ACV, no lo hace por falta de voluntad, sino que no puede.

Al fin es derivada a un servicio de UBA, pero que lamentablemente fueron un día, luego alguna llamada y después ya no se presentaron... Impotentes ante todo esto comenzamos a buscar ayuda en personas cercanas conocidas.

Por sugerencia teléfonica de un médico de UBA, que supuestamente iba a hacer el seguimiento y fue el 13/02 y nunca más fue, conseguimos enfermera, y luego enfermero, compramos suero y los implementos para poder contribuir... El pasado 22/02, en la noche mamá dejó de respirar, mi hermano llama a emergencias, sin éxito, llama al 911, quienes fueron de inmediato, logran reanimarla, la llevan a emergencias, donde le dicen que está bien y la mandan sin atención a la casa.

¡Qué impotencia!!! Seguimos golpeando puertas... mi hermano fue esa mañana y hoy a la UBA. Dicen que el médico derivó a otro médico que no saben quién y que en algún momento va a comunicarse.

¿Qué hacemos? ¡Qué hacemos! Es indignante y triste. A.C.A.

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